YUPPIE PSYCHO

Para conseguir meter el miedo en el cuerpo a alguien, en ocasiones basta con susurrarle dos palabras al oído: mercado laboral. Pocas cosas hay peores que imaginar todo el camino que hay que recorrer hasta dar con un puesto, vamos a decir, decente. El síndrome de la “titulitis”, ofertas que no se ajustan a la realidad o condiciones que van en contra de la salud física y mental son algunos ejemplos de los males que atañen a una gran cantidad de puestos de trabajo en la actualidad.

Por ese motivo, no es descabellado sentir que el mundo se nos viene encima cuando se intenta acceder a una actividad que nos proporcione un sueldo para, nada más y nada menos, poder (sobre)vivir. Como tampoco es infrecuente que nos invada la inseguridad y una excesiva presión ante un más que posible despido durante un inocente período de prueba.

Por suerte (o por desgracia), Baroque Decay se ha enfundado su mejor traje de ejecutivo para reflejar el arduo rol de un oficinista novato recién llegado a la megacorporación del momento en Yuppie Psycho: Executive Edition. Así, nos invade la ilusión y los nervios a partes iguales previos a la firma del contrato, sumados a una dosis de incertidumbre. Porque… ¿a quién no le han pedido que mate a una bruja en su primer día de trabajo?

Cuestión de brujería

Tan perturbador como real, en Yuppie Psycho encarnamos a Brian, un chico que apenas ha pisado la gran ciudad. En una sociedad donde todo se rige bajo una organización por clases sociales, y como persona de pueblo lejos de la clase A, haber recibido la oferta de Sintracorp para incorporarse a sus filas es todo un honor; por ese motivo Brian duda de la veracidad de la misma. ¿Cómo han podido elegir a alguien como él para un puesto como ese?

Cuando el ascensor marca el destino de otros nuevos trabajadores en los primeros pisos, los más comunes, a Brian la máquina elevadora lo catapulta hasta la décima y última planta del edificio; o lo que es lo mismo, a la más importante. Allí le espera su ¿ansiado? contrato y un críptico mensaje: “Mata a la bruja”. A partir de ese momento, en la cabeza de Brian se alternarán pensamientos de querer dar lo mejor de sí con otros sobre querer escapar y dejar la oficina para el siguiente en la pila de currículos.

Cierto es que nadie tarda en darse cuenta de la asfixiante atmósfera que se respira en la compañía, por lo que cualquier persona con dos dedos de frente buscaría otro empleo si se lo pudiera permitir. ¿Pero esta situación se debe realmente a una bruja? ¿Este ser existe o es solo el producto de la imaginación de una plantilla corrompida por la toxicidad de una corporación regida bajo la más estricta mano del capitalismo?

De lo que no cabe ninguna duda es de que la rutina acaba afectando a cada miembro de la plantilla hasta tal punto de vestir ojeras y moverse por su planta como pollo sin cabeza, llegando a completar –aunque a qué precio– las tareas por pura inercia.

Más allá de las apariencias

Poco a poco, lo que parece una oportunidad idílica en una empresa de ensueño va dejando entrever lo que se oculta detrás de sus paredes, así como de qué pie cojea la dirección del lugar. No solo estamos ante un entorno de trabajo lúgubre, sino que a la propuesta de tareas que van más allá de nuestras posibilidades, a las condiciones laborales y al más que probable enchufe de algún que otro compañero, se suma una inexperiencia que favorece la amarga sensación de estar en una pesadilla a causa de un primerito día de trabajo eterno.

Una sensación que nos persigue gracias a diálogos más cercanos a la vida real que propiamente a un videojuego, ya que, de seguro, en más de una ocasión habremos exteriorizado el sentimiento de no saber hacer nada o el querer abandonar el puesto actual ante la creciente presión a la que nos exponemos. Como igual de natural es la preocupación por hacer buenas migas con la gente con la que trabajamos codo con codo, un hecho que se complica debido a la peculiaridad de otras personas y a la escasa transparencia encontrada en el competitivo entorno laboral.

En esta línea, para poder percibir las mismas sensaciones que Brian, Yuppie Psycho utiliza un cuidado estilo pixel art y una banda sonora agobiante por momentos como vehículos en este terror tan especial. Toda la historia sucede a lo largo y ancho de las 10 plantas del edificio Sintracorp, en unos más que variados escenarios que difieren en mobiliario, estructura y cantidad de gente por metro cuadrado en función de si visitamos la zona de marketing y recursos humanos, la cafetería o una suerte de jardín.

Independientemente de la seguridad que emane cada planta, conviene inspeccionarlas a fondo para conseguir víveres que faciliten el periplo hasta nuestro cometido, además de los elementos que nos permiten guardar la partida. Aunque la presión y el perfeccionismo se adueñen de nuestra buena fe, Yuppie Psycho es una obra justa para quien está a los mandos, aunque con una gran cantidad de bifurcaciones en cuanto a los finales como consecuencia de los añadidos en esta Executive Edition.

El primer día ¿del resto de tu vida?

En resumidas cuentas, Yuppie Psycho es una sátira sobre el panorama profesional actual que, en más ocasiones de las que aparenta, abandona esa vertiente exagerada para dar voz a la infinidad de personas que sufren este tipo de abusos en su día a día. Es, a su vez, una historia que te atrapa y te consume como si fueras tú quien empieza el nuevo trabajo. Y es así debido a la maestría con la que encajan todas las piezas de su puzle.

La jerarquía social y sus distintos rangos, los peligros del día a día en la oficina y la injusticia laboral son los cimientos que dan forma a un excelente obra que relata la carrera por mantener al máximo tanto la salud física como, sobre todo, la mental. Es, en resumen, una obra que no necesita eslóganes ni presentación.

Con todo esto, la gente de Baroque Decay ha creado una terrorífica obra en una lucha por la supervivencia fuera de lo común (y que esperamos de corazón que no hayan tenido que sufrir en sus propias carnes). Por lo pronto, podemos disfrutar de la magia ampliada de Yuppie Psycho: Executive Edition gracias a la editoras Neon Doctrine y Tesura Games, siendo esta última la responsable de su lanzamiento en formato físico, con una edición normal y otra coleccionista ya disponible en Nintendo Switch y próximamente, el 21 de octubre, en PlayStation 4.

Este análisis ha sido realizado gracias una copia digital de Nintendo Switch facilitada por Tesura Games.

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