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¿Qué ocurriría si nos dejáramos de eufemismos como violencia doméstica o incluso el internacionalmente aceptado “violencia de género”, y asumiéramos de una manera clara y responsable que esto se trata de terrorismo? Un terror que se ejerce en nombre y por mor de una ideología, la del machismo, la que construye el ser masculino en base al poder sobre las mujeres, su mujer.

Sí, por muchos es sabido que no todos los hombres son machistas ni todas las mujeres feministas, pero la sociedad construye roles de poder y primacías que aun no hemos roto, ni los unos ni los otros.

Escrita y dirigida por Alex Garland, MEN es una de esas películas que nos pueden ayudar a concienciar colectivamente sobre un mal sistemático que debe ser reconocido y eliminado. No siempre es fácil mostrarlo en la pantalla y muchas muestran diferentes formas, buenas y no tan buenas, de abordarlo.

Si bien, la cinta producida por la gente de A24 ofrece esa capacidad reveladora que no todas poseen, ayudando a muchos a ver con más claridad, a buscar menos excusas y justificaciones, y actuando contra todos los tipos de violencia. Concretamente, mediante una historia en la que nuestra protagonista, Harper, se retira al campo para estar sola tras una tragedia, pero su malestar ante hombres extrañamente parecidos entre sí convierte todo este escenario en una pesadilla en toda regla.

Todos los hombres son iguales

En una mezcla de miedos terrenales y angustias escatológicas, MEN tiene un fondo interpretativo fecundo: es una cinta llena de intertextos y posibles lecturas que nos acerca a un aterrador relato en un marco de luz y naturaleza en el que la realidad y la paranoia configuran la peor de las pesadillas. Una cinta utilizada como un vehículo de denuncia cuya trama comunica una incomodidad poderosa en un mundo que cuestiona cada vez menos su comodidad.

De la misma manera, la obra que protagoniza estas líneas nos acerca en muchos momentos al terror diurno, en el que la oscuridad no destaca tanto (salvando los últimos compases) y aun así genera en nosotros una sensación de extrañeza. Esta sensación se ve acentuada por la deformación alucinógena de la realidad. Alex Garland utiliza planos largos, amplía el campo de visión enormemente y nos pone en la piel de la protagonista al percibir una realidad que en ocasiones se ve alterada.

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Esta puesta en escena se combina con lo bucólico y la música acompaña en todo momento las emociones de Harper.

Un terror emocional y terrenal

Sin dejar nunca de ser una película de terror con un mensaje en alza, MEN es una obra verdaderamente interesante desde una perspectiva antropológica en el que el horror se encuentra en un lugar totalmente idílico. El filtro de lo horrible, en realidad, depende de los ojos con los que se mire. Así, la campiña inglesa en la que se desarrolla la historia, una suerte de purgatorio, se convierte en una catarsis, en un lugar en el que el personaje interpretado por Jessie Buckley se deja llevar por los fantasmas de su pasado.

Esta reseña ha sido realizada alquilando la película a través de Amazon Prime Video.

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