El Jardín de Ceres

La creación de espacios seguros donde sentirnos protegidos es una necesidad que florece en multitud de escenarios. Y no solo sirve para encontrar nuestro pequeño oasis, sino también para proporcionar calidez a quienes nos rodean y precisan de esa tranquilidad. Para hacer frente a situaciones que pueden suponer una amenaza a nuestro bienestar, una de las armas más poderosas es la creatividad y su capacidad para construir asombrosos mundos que logren abstraernos en la ficción.

Esto es algo que saben muy bien Paula González y Diego Iglesias, autores del cómic “El Jardín de Ceres” y nuestros protagonistas de hoy. Esta dupla de ilustradora y guionista ya lleva más de cuatro años creando viñetas y algo nos dice que todavía tienen mucho que contar. Actualmente están trabajando en el cuarto y penúltimo volumen de su obra y tienen el crowdfunding disponible para toda aquella persona que quiera apoyarla. “El Jardín de Ceres” relata las aventuras de Iris y Asteria, una experta herbolaria y una avezada aventurera, amigas de toda la vida, que nos van contando cómo es su día a día y lo que supone hacerse mayor.

Hasta ahora, todas las entregas de esta obra apta para todos los públicos han estado nominadas a Mejor Fanzine en Manga Barcelona y su segundo volumen les hizo ganar el primer premio en la edición de 2020. Un hecho que no es de extrañar debido al carácter cercano y abierto de la obra, puesto que cuenta con mucha representación LGTBI+ y personajes con una amplia variedad de características para que todo el mundo tenga cabida en Aristea, el pueblo de las dos protagonistas.

Sin más dilación, os dejamos con Paula y Diego.

Nos gustaría empezar la entrevista hablando de vosotros y conociéndoos un poco más. ¿De dónde surge vuestra pasión como guionista e ilustradora?

Diego: A pesar de ser de ciencias, me gusta escribir y he redactado artículos de videojuegos. Eso muchas veces también te lleva a querer crear e hice algún juego de texto pequeñito. De ahí salió una idea de una historia un poco más grande, a la que acabas queriendo dar forma y así es un poco como nace Ceres (lo primero que he hecho como guionista).

Paula: Y como yo ya había estudiado ilustración como profesión, pues tenía una excusa perfecta para desarrollarlo en cómic. En verdad, creo que soy yo la culpable de arrastrarlo a este mundillo, un poco como venganza por apoyarme en esto de ser ilustradora.

Desde pequeña siempre he sido muy fan del anime y los videojuegos, así que me pasaba las tardes dibujando a mis personajes favoritos de Digimon o Sailor Moon y creando historias originales. Sin embargo, nunca me lo había llegado a plantear de forma profesional hasta que acabé mi carrera de Comunicación Audiovisual y me sentí perdida, sin saber qué rumbo tomar en medio de la crisis económica. Fue este momento, en el que Diego me apoyó para estudiar Ilustración, lo que marcaría el inicio de nuestro viaje.

¿Y qué fue lo que os hizo dar el paso para formar parte en primera persona del mundo del arte, de la escritura y, en definitiva, del fanzine en general?

Diego: Gracias a Ilustración, Paula conoció compañeros artistas que le presentaron el mundo de los artist alley y le aconsejaron ir a un evento a vender su arte por primera vez. En mayo decidimos ir a a la Japan Weekend de Valencia, en septiembre fuimos a la de Madrid y ese mismo noviembre ya estábamos en el Salón del Manga de Barcelona con nuestro primer fanzine: el Punzine.

Paula: Diego es un fan acérrimo de los chistes malos y se puede pasar el día atormentando con ellos a todos los que lo rodeamos, así que, para aquel primer evento decidimos sacar unas postalitas con chistes ilustrados y ¡funcionaron muy bien! Gracias a ello, decidimos recopilar todos en el Punzine y lanzarlo para ese primer evento en Barcelona. Acabamos tan satisfechos con esa experiencia y con los consejos que nos dieron nuestras compañeras de evento (en especial las PussyCrazy) que nos implantaron esa semillita para crear nuestro propio cómic.

Siguiendo un poco con vuestro rol de autores, “El Jardín de Ceres” consta de dos fases muy bien diferenciadas: un primer período de creación del guión y un segundo para la elaboración del apartado visual. Dentro de cada uno de los apartados, ¿cuál es el proceso creativo que lleváis a cabo?

Diego: En mi caso suelo tener en mente como quiero que empiece cada número y como quiero que acabe antes de ponerme a darle forma. Luego intento pensar en las escenas que conectan esos dos puntos de forma natural y creo una escaleta básica del número. Una vez hecho eso, ya delimito claramente las escenas que compondrán la entrega y me pongo a escribir los diálogos. Cuando todo esto está más o menos, paso a dividirlo todo por páginas, creando una sugerencia de estructura de viñetas que envío a Paula (y luego puede cambiar a su antojo porque también es la que lo trabaja de cerca).

Paula: Que seamos pareja y llevemos ya más de 10 años es algo que nos ha acabado facilitando el trabajo: aunque tengamos dos partes más o menos diferenciadas, siempre estamos en contacto y podemos hablar con naturalidad en cualquier momento del proceso.

Una vez Diego acaba su guión, me lo envía y yo paso a diseñar un storyboard para trasladar sus palabras en dibujo. Tengo bastante libertad a la hora de modificar páginas o viñetas, según considere que sea necesario dotar de más aire a ciertos diálogos o expresiones de los personajes. Además, ese story tiendo a hacerlo en tamaño real, A5, para ver cómo funciona en vivo antes de ponerme a trabajar en ello, si se lee bien y si los movimientos de los personajes siguen un orden. Una vez comprobamos que todo fluye, paso a hacer las páginas directamente en digital.

Como no entinto, acabo trasladando los bocetos en lápiz sucios a páginas finales directamente en digital y esas páginas se las vuelvo a enviar a Diego para que pueda ir maquetando los diálogos. En todo momento estamos en contacto y enseñándonos el trabajo para ir mejorándolo entre los dos, es un proyecto muy vivo y siempre abierto a cambios.

En esta línea, no es ningún secreto que el oficio artístico es todavía un sector muy precario en nuestro país, y más aún si hablamos de proyectos pequeñitos. ¿Qué desafíos y obstáculos os habéis encontrado al crear “El Jardín de Ceres”?

Paula: Decidir dedicarte al mundo del arte nunca es un camino de rosas y para hacer cómic u obras personales, es aún más difícil. Diego tiene un trabajo relativamente estable como químico, pero en mi caso me dedico al arte como autónoma por lo que necesito un apoyo económico para poder trabajar uno o dos meses en jornada completa en un cómic como este. Si no fuera gracias al apoyo de todos los que nos siguen en esta aventura, compran mi arte y colaboran en los crowdfundings que hemos lanzado, hubiera sido imposible llegar hasta aquí.

Lo que empezó como un proyecto por amor al arte, ha acabado siendo mi profesión por lo que mis necesidades también han crecido.

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Siendo un aspecto que en ocasiones hace que la gente no siga adelante con sus ideas, ¿cómo definiríais vuestra experiencia en el entorno de la autopublicación?

Diego: Uno de los mayores problemas de la autopublicación es que tienes que hacerlo todo tú (la obra en sí, producirla, difundirla, que te salgan las cuentas…), por lo que es normal que mucha gente no lo lleve a cabo. Además, ya de por sí es una odisea y todo se complica más si lo tienes que compaginar con otro trabajo. Ahora bien, cuando la obra consigue apoyo y lo ves, acaba valiendo la pena.

Paula: En mi caso, cuando empecé con los eventos, tenía un trabajo por cuenta ajena que me permitió ahorrar dinero. Así, pude invertirlo en crear cositas o dibujar cómic sin preocuparme por pagar facturas, pero, sin un apoyo inicial, es muy complicado lanzarse sin salvavidas y tampoco se lo aconsejaría a nadie. Además, es un tipo de creación muy costoso en cuanto a tiempo y que cuesta de rentabilizar en comparación a vender otro tipo de productos como láminas o pegatinas así que es normal que cueste lanzarse. Y a pesar de todo ello, sigue siendo lo más gratificante de ver acabado en tus manos, no cambiaría esa experiencia por nada.

El día que nos dieron el premio como Mejor Fanzine en el Manga Barcelona de 2020, en medio de la pandemia con una edición virtual, fue un momento emocionante en el que nos empezamos a reconocer como autores reales de cómic y no un par de chavales dibujando “muñecas chinas” en el margen de la libreta. Empezar a considerarnos profesionales es un paso que sigue costándonos, pero poquito a poco nos gusta pensar que podemos aportar algo al medio, ayudar a los nuevos a entrar y poder devolver ese cariño que hemos recibido.

Adentrándonos poco a poco en el corazón de vuestra obra, existe una creencia sobre el género “slice of life” y su falta de interés al parecer, erróneamente, obras planas en las que no pasa nada. ¿Por qué os decantásteis por este género y qué posibilidades os ha ofrecido a la hora de establecer la narración?

Diego: El manga slice of life es un género que me gusta muchísimo, me aporta mucha paz mental y tranquilidad. También te permite conocer a los personajes de otro modo, de una forma más sutil, por pequeños actos, como que los conoces a base de interactuar con ellos en el día a día. Por desgracia, se edita poco en España, así que fue un poco como “Si nadie lo saca, pues lo creamos nosotros”. También decir que el ritmo de publicación japonés es muy distinto al occidental, hacer este tipo de obras sin cadencias mensuales o semanales es complicado de cara a mantener el interés del lector.

En un mundo ideal cada número de Ceres sería un tomo de manga como mínimo, pero es imposible y tenemos que condensar. Aun así, intentamos dejar pinceladas de ello, con escenas que realmente solo sirven para conocer un poco más la vida diaria de los personajes.

Paula: Cuando empezamos a idear Ceres, de hecho, comentamos que debería ser un webcomic, pero al final acabamos lanzándolo en capítulos cortitos para poder ver el interés a lo largo del tiempo y recibir un apoyo económico. Además, creo que los bocetos y bromas que publico en mi cuenta sobre Ceres han servido para ir manteniendo la obra viva y dotar de carisma a nuestros personajes en esas pausas entre un volumen y otro.

A mí personalmente siempre me han gustado mucho esos capítulos mal llamados “relleno” en los animes clásicos. Aunque “no suceda nada” en cuanto a la trama principal, son un espacio gracias al cual puedes profundizar más en los personajes o desarrollar relaciones sin necesidad de atarlos a un argumento cerrado. Estos pequeños capítulos son una libreta en blanco para darles vida y aire a esos personajes que tanto queremos.

A lo largo de las páginas de “El Jardín de Ceres” se observan claras referencias a algunas obras de gran popularidad, como “JoJo’s Bizarre Adventure” o “Sailor Moon” (claro ejemplo de ello es “Guaurdiana Luna”, el fanzine de Asteria). Sin embargo, pequeñas obras como “The Tea Dragon Festival”, “Cucumber Quest” o “Luces Nocturnas” también han influido en el estilo de vuestra historia. ¿Qué creéis que tienen en común estas obras y la vuestra?

Paula: Los guiños a otras obras de ficción realmente son eso, meros guiños de obras que nos han influenciado y que hemos acabado introduciendo como una broma que ha llegado demasiado lejos. Sin embargo, sí que creo que “Sailor Moon” es influencia tanto en mi estilo de dibujo como en historia o creación de personajes, al igual que los “Dragones del té”, “Pepino, héroe de leyenda” o “Luces Nocturnas”. Otras influencias serían “Yotsuba”, “Animal Crossing” o “Steven Universe” porque creo que transmiten los mismos valores, el mismo corazón y además están rodeadas de diversidad y cariño.

Al final, la historia de Ceres es cálida, alegre y queremos que sirva para pasar una buena experiencia rodeados de buenos personajes, no aspiramos a más.

Por otra parte, sabemos que “El Jardín de Ceres” concluirá en 5 volúmenes, incluyendo el número 0 a modo de volumen piloto. Aunque quizá sea pronto para planteárselo, ¿os gustaría crear otras historias? ¿Habéis pensado en futuros proyectos?

Diego: A día de hoy solo tenemos en mente acabar Ceres y, una vez estuviera acabado, intentar moverla por editoriales o traducirlo al inglés como un volumen integral. Tendríamos que rehacer partes del inicio que han quedado anticuadas para el estilo de Paula, pero por ahora nuestro corazón y mente sigue con Iris y Asteria. Siempre podemos sacar spin-offs como las aventuras de Diana (la hermana pequeña de Iris), la campaña electoral de Iskander (el padre de Asteria) para convertirse en alcalde o el pasado de la abuela de Iris en la guerra.

Del mismo modo, “El Jardín de Ceres” es un proyecto que lleva acompañándoos desde 2018. En todos estos años, ¿hay algo que haya cambiado? ¿El Diego y la Paula actuales son los mismos que en 2018?

Paula: Creo que hemos crecido en estos años, pero el corazón lo tenemos en el mismo punto. Sabíamos la ruta que iba a seguir, cómo iba a acabar y nada de ello ha cambiado. Sin embargo, sí que hemos podido ampliarlo en el camino gracias a nuestro propio crecimiento. Empezó siendo algo muy de nicho donde amigos nos reservaron 30 copias, pero a día de hoy hemos podido ganar premios y hacer campañas en redes. Hemos crecido junto a nuestra obra y ojalá siga siempre con nosotros.

Para ir cerrando esta ronda de preguntas y respuestas, ¿podéis confesarnos cuál es vuestro personaje favorito?

Diego: Iskander porque quiero escribir la historia de cómo arrastró a todo el pueblo para convertirlo en alcalde.

Paula: Yo tengo una marcada debilidad por los gremlins bobos de buen corazón y me encanta hacer chinchar a Asteria con ello.

Por último, ¿qué mensaje le mandáis a Iris y a Asteria?

¡Mucho cuidado con las setas del camino y bebed mucha agüita!

Muchas gracias a Paula y a Diego por dedicarnos un pedacito de su tiempo en esta entrevista. Os recordamos que si queréis apoyar su obra, todavía podéis contribuir en “El Jardín de Ceres” a través de su proyecto en Verkami.

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