Rollerdrome

Adrenalina pura. Muchos deportistas han declarado que una de las satisfacciones más grandes que tienen al practicar su deporte favorito es la sensación que produce el riesgo y el peligro constante.

Y si hablamos de adrenalina, es imposible dejar de mencionar algunos de los deportes más peligrosos del mundo. Deportes en los que los competidores se juegan la vida, literalmente, dejando de lado el miedo y a exponerse a sufrir lesiones graves. Incluso a las puertas de la muerte. 

Después de todo, Rollerdrome no tiene un romance apasionante ni un atraco ingenioso que impulse la acción, sino una serie de competiciones mortales. Concretamente, cientos de personas ponen todo su empeño en combinar estilosos trucos de skate hasta que las balas empiezan a volar y los cadáveres a caer. Si sobrevivimos hasta el final, encontraremos el honor en esta suerte de futuro distópico donde las grandes corporaciones gobiernan con mano de hierro. Y si morimos… bueno, al menos ya no estamos vivos.

Patinaje artístico sobre ruedas

Patinar es una actividad que a la mayoría de nosotros nos resulta divertida, y por eso lo vemos como un entretenimiento con el que pasar el rato. A pesar de todo, el patinaje es una actividad muy completa que nos servirá a la hora de mantenernos activos. Y seguramente, en algún punto de vuestras vidas, os habéis encontrado con la idea de querer tomar unos patines y poner a prueba vuestra habilidad.

Cuando se aprende a patinar lo más importante al comienzo es mantener el equilibrio, desplazarse y frenar. Las técnicas básicas para circular con patines sin poner en riesgo la propia seguridad y la de los demás en principio sirven para todos los estilos de patinaje. Esto es, el principiante tiene que aprender a patinar y después vendrá el tema del estilo o tipo de patinaje preferido.

Una vez que se dominan las técnicas básicas como deslizarse, frenar, girar y pasar por encima de impedimentos pequeños en el pavimento como puedan ser pequeñas ranuras de baldosas, juntas en el asfalto, guijarros o pequeños bordes, hay muchas técnicas específicas para ciertos tipos de patinaje.

En Rollerdrome, conseguir las habilidades típicas de un patinador, unas habilidades que poseen muchas reminiscencias a la serie de Tony Hawk Pro Skater, lleva tiempo y mucha práctica. Y lo mismo lo podemos traducir cuando nos convertimos en la parca. Porque no se trata de correr como pollos sin cabeza. Cada movimiento tiene su razón de ser y hay un rango muy amplio de acciones que puedes incluir en el fragor de cada escenario. Incluso movimientos que pensabas que no compaginan con el patinaje.

La muerte puede ser tan elegante…

Desde hace siglos la muerte y el arte se han vinculado al servir éste como un último homenaje que expresa amor, desesperación, admiración, entrega y fidelidad, entre otras cosas. El resultado es un universo de manifestaciones que bien podríamos denominar «el arte de la muerte», como enterramientos, mausoleos, máscaras mortuorias, esculturas, odas, elegías, requiems, oratorios y marchas fúnebres.

A este respecto, Rollerdrome captura esa aflicción, siempre a través de un arte figurativo totalmente reconocible como es la muerte sobre ruedas. Y aunque para muchos es sabido que la muerte digna, morir dignamente o morir con dignidad, es un concepto ético amplio y, frecuentemente, controvertido, que se refiere al proceso del fin de la vida evitando el sufrimiento y manteniendo el control y la autonomía, aquí no tiene nada de hermoso.

Porque para alzarse con la victoria hay que tener espíritu libre, ser arriesgado y gustarte la aventura. Y estas son las mismas características que se necesitan tanto a la hora de realizar trucos sobre el escenario como apuntando a nuestros enemigos, pasando incluso por un tiempo bala en el que nuestras balas infringen una mayor cantidad de daño. Al final, más allá del deporte, el sino del juego que protagoniza estas líneas es ser más audaz, atrevido e intrépido que nuestro oponente.

Es lo que se dice: mejor tú que yo, ¿no?

La repetición sí sirve para aprender

Desde siempre se ha vinculado el conocimiento a la génesis del progreso, y aunque más bien se entiende del conocimiento intelectual -pues también existe el conocimiento sensible del que no necesariamente se generan nuevas ideas- habría que implicar también la voluntad que vence, si la hay, la inercia al cambio.

Por ejemplo, el afán de superación se puede atribuir como un rasgo inherente del alma humana, lo que implica una cierta tendencia innata, donde el “mira lo que hago” se reitera como el colofón de la percepción del propio progreso en una pequeña habilidad. Y Rollerdrome tiene ese “algo” que nos permite gestionar el conocimiento para el enriquecimiento progresivo de actitudes, habilidades y sabiduría en su acción sobre ruedas. En resumen, representa la práctica y la repetición como base del aprendizaje en un mundo lleno de tiros donde solo puede quedar uno.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Best Vision PR.

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