Nostalgic Train

El miedo nos acompaña desde que nacemos. Es una emoción adaptativa, nos ayuda a sobrevivir y tener respuestas ante la adversidad. El problema surge cuando el miedo aparece sin que haya una amenaza real.

Por ejemplo, puede decirse que no hay nada más vivo que un recuerdo, ocupar una parte del imaginario y un mayor alcance en la memoria colectiva. A este respecto, Nostalgic Train analiza con más detalle el miedo al olvido, dando un enfoque a la persistencia del temor a caer en el olvido, a no trascender después de la muerte, por medio de una obra que rechaza las mecánicas clásicas de los videojuegos. En este caso, apostando por una narrativa intensa y un escenario que desborda personalidad por los cuatro costados. Dicho de otra manera, no deja de ser un “simulador de paseos”.

En busca de un recuerdo

De hecho, y salvando las distancias, se trata de una propuesta que tiene muchas reminiscencias con Everybody’s gone to the Rapture, de The Chinese Room, dado que tenemos todo un pueblo que recorrer con el fin de desentrañar los sucesos que hay detrás de nuestra soledad. No hay vida en Natsugiri, una zona rural japonesa totalmente ficticia, pero quizá hay algo similar. Después de todo, nos toparemos con pequeñas esferas luminosas con las que nuestra protagonista podrá realizar diferentes conjeturas e ir ampliando la información que hay. Realmente, esa es la única “jugabilidad”, pues nuestro único afán es perseguir dichos recuerdos colectivos e individuales del pueblo.

Si bien, todo en Nostalgic Train está ahí por algo. Y por esta razón, es importante investigar cada rincón del escenario, incluso lo más cotidiano. Al fin y al cabo, a las personas nos encantan las historias, y también, que los objetos con los que convivimos en nuestros hogares nos sean agradables. Y las historias que nos cuentan aquí pueden versar sobre cómo fueron realizados o un relato sobre lejanos horizontes, o quizá algo mucho más cercano, recordándonos las anécdotas y recuerdos que nos transmitieron otras personas.

La cigarra: la banda sonora del verano

Las cigarras son el sonido del verano japonés. Ya sea en el campo o en el centro de la ciudad, estos insectos forman parte de la vida cotidiana de sus habitantes, hasta el punto de que son consideradas como un ejemplo de la mutabilidad de las cosas y están muy presentes en diversas obras de arte. Junto con la flor de cerezo, estas criaturas, que pasan unos pocos días en la superficie viviendo sus vidas a toda velocidad antes de alejarse rápidamente, representan ese concepto japonés por excelencia: la naturaleza pasajera de las cosas.

Y en Nostalgic Train, las cigarras juegan un papel muy importante, ya que son algo más que un elemento del verano japonés que aportan un ensordecedor canto matinal.  

La vida es pasajera

La vida es como un viaje en un tren, con sus esperas impacientes, sus estaciones, sus pasajeros, sus paradas, sus cambios de vías… Al nacer nos subimos al tren, sin saber muy bien hacia dónde vamos, y nos dejamos guiar de la mano de nuestros progenitores, creyendo siempre que estos viajarán a nuestro lado. Pero en alguna estación, ellos se bajarán, para que hagamos el resto del viaje solos. No sabemos en qué punto nos bajaremos, pero debemos estar en el tren de la mejor manera posible.

La obra que nos ocupa se asemeja a una especie de viaje en tren que muestra un progreso más o menos continuo. Y aunque es probable que, en ocasiones, nos sintamos estancados y que eso aumente la sensación de vacío, al final obtendremos un aporte valioso al esclarecimiento de la verdad; al porqué de las cosas.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Amata Games.

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