Lust from Beyond

Lujuria, deseo, concupiscencia, apetito carnal, erotismo, sensualidad, voluptuosidad, lascivia… La pasión sexual tiene tantos nombres como defensores y detractores. Es el disfrute ilimitado del cuerpo para los antiguos grecorromanos. Un pecado capital en la tradición judeocristiana. La obsesión de los puritanos.

Pero, ¿cuáles son esos límites? ¿De dónde le vienen a la humanidad las señales restrictivas, la línea fronteriza entre lo salubre y lo pernicioso? Para los creyentes, los límites están claros (aunque a veces no tanto, la verdad) y de ahí surgen las historias más memorables en las que la lujuria rebasa la moral occidental, sólo para descender luego en caída libre por haber decretado el mandato de Dios.

Está claro que este es un tema tabú por un buen número de razones. Por suerte, el título que protagoniza estas líneas, Lust from Beyond, es algo más que una aventura narrativa y de terror en primera persona con resultados eróticos. Es una aventura en la que no hay límites para el éxtasis oscuro y lo bizarro, y que se alimenta del deseo y la fascinación para contarnos una historia. A este respecto, por medio de una historia protagonizada por Victor Holloway, un anticuario atormentado por visiones de un mundo siniestro, donde no hay diferencia entre el dolor y el placer, y que se ve obligado a sumergirse en las blasfemas costumbres del esotérico Culto del Éxtasis.

Puro surrealismo erótico

Hans Ruedi Giger, también llamado Hans Rudolf Giger, fue un artista visual, arquitecto, pintor y escultor conocido principalmente por diseñar y desarrollar la criatura y algunos escenarios de la película “Alien, el octavo pasajero” de Ridley Scott, trabajo por el que obtuvo en 1980 el Oscar a los mejores efectos visuales. Su obra ha influido en los diversos campos artísticos, y su estilo continúa presente en videojuegos, música, diseño y arte en general. Es un referente de su época, pues marcó un antes y después en la cultura popular y alternativa a nivel mundial.

El estilo de Giger se muestra ante nosotros como un abrazo a la oscuridad que, a su vez, disecciona de forma magistral la sociedad y la mente humana. Tanto es así que cada uno de los paisajes y personajes pintados o modelados tienen un motivo profundo detrás: son el reflejo de nosotros mismos y del mundo que hemos creado.

Y juegos como Lust from Beyond ponen de manifiesto este uso de tonalidades y colores, planos visuales, y símbolos fálicos entre cánticos lujuriosos que evocan emociones desde el asombro hasta el terror. De la misma manera, hace una llamada a enfrentar nuestras pesadillas y por consiguiente, a las enfermedades que asolan nuestra propia vida y sociedad. Dicho de otra manera, el juego de marras pone el acento en su capacidad para modelar los miedos primitivos del ser humano y sacar a la superficie todo aquello que preferimos enterrar (y que, por tanto, se oculta en nuestro subconsciente)

Pero al mismo tiempo, también indaga para llegar a la conclusión de que la gente de Movie Games Lunarium no ha creado ese mundo de terror únicamente por placer. Después de todo, estos elementos pecaminosos pueden ser auténticos clichés y aburridos cuando no se toman en cuenta las características particulares de la obra. En otras palabras, el hecho de que una historia se obsesione por utilizar elementos lujuriosos no es tan interesante como la razón por la que se usan. ¿Acaso le atrae lo prohibido? ¿Lo exótico? ¿Lo frágil? Estas características pueden darle un montón de profundidad a la historia a la vez que permiten que la lujuria tenga su razón de ser.

El terror de la indefensión

Por consiguiente, en Lust from Beyond existe un equilibrio entre lo que es jugable y lo que es demasiado desagradable.

Empero, también hay un estilo retorcido y sofocante que nos hace perder la cordura, literalmente hablando. Tanto nuestro personaje como nosotros, los jugadores, quedamos expuestos a situaciones que ponen a prueba nuestra estabilidad psíquica, conduciéndonos a una locura indefinida. Es una obra que se vale de su profunda perspicacia, desde la sofocante miseria hasta el agotamiento, y que se antepone ante cualquier visión macabra o situación tensa que se pueda llegar a mostrar, que las hay. En su lugar, nos muestra el verdadero rostro del miedo a través de una forma despiadada y desgarradora.

Uno que se olvida del susto instantáneo para entregarnos una experiencia que, al igual que la locura de la que somos víctimas, avanza de forma lenta, pero que al momento de alcanzar su clímax, lo hace de manera brutal, sádica y tan retorcida como incómoda.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por Movie Games S.A.

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