Growing Up

¿Qué pasa cuando nacemos? ¿Cuál es la primera cara que vemos? ¿Por qué lloramos?

Más que una sucesión lineal de acontecimientos, nuestra vida está hecha de discontinuidades, cambios repentinos que implican aceptación y duelo, pero también nuevos retos y oportunidades. Desde que nacemos hasta que llegamos al final de nuestras vidas, hay una sucesión de cambios constantes; siempre estamos en proceso de ser algo nuevo, distinto, de trascender. Pretendemos dominar el “mañana”, el “podría ser” y el “tal vez”. Vivimos pensando en el pasado y al mismo tiempo en el futuro, y dejamos a un lado el presente. Y en medio de todo esto nos olvidamos de disfrutar de la vida.

Una vida en la que existen muchos pequeños momentos y detalles que la mayoría del tiempo no sabemos apreciar como se debe. Está claro que es un tema profundo que abarca muchísimos ámbitos, desde positivos hasta negativos.

La historia de tu vida

Y aunque no es menos cierto que tan solo tenemos una vida, pues no disponemos de ensayos previos ni de segundas oportunidades, Growing Up nos da la oportunidad de rememorar algunas de las principales etapas de la vida que definen cómo nos comportamos, como percibimos la realidad y cuales son nuestras necesidades. Y lo hace presentándose en forma de novela visual a base de ilustraciones con el fin de ofrecer una experiencia de juego única. Es cierto que los límites de estas etapas en la vida real no están demasiado claros y es discutible si unas empiezan o terminan antes o después.

Afortunadamente, el juego de marras aporta un consenso relativo acerca de cuáles son y de qué manera ocupan nuestras vidas por medio de un desarrollo que pone de manifiesto una narración rica, así como unas mecánicas con las que podremos moldear nuestras vida desde que amanece.

A este respecto, los primeros compases de Growing Up toman lugar antes de nacer; esa etapa prenatal en la que se incluyen los momentos en los que aún no hemos salido del útero. Más adelante saltamos a la primera infancia, que se inicia en el momento de nacer y termina alrededor de los 3 o los 4 años. Es la etapa en la que damos los pasos más importantes en el desarrollo del lenguaje y además se realizan los aprendizajes esenciales sobre cómo funciona el mundo y el movimiento de las cosas. De eso se sigue la niñez intermedia o escolar que va desde los 6 hasta los 11 años, una etapa en la que se producen muchos progresos en la capacidad para comprender operaciones matemáticas y la estructura de frases complejas.

Así hasta la edad adulta mientras desarrollamos diversas aptitudes individuales que participan en los procesos necesarios para comprender y ejecutar tareas, desde la atención y la memoria, hasta la organización y seguimiento de instrucciones complejas.

La presión siempre está presente

Dicen los expertos que para ir por la vida, es importante tener claras cuales son nuestras prioridades. En cualquier ámbito: en el personal, en el laboral y en el familiar. En algunas circunstancias, son disparos característicos comunes que se dan de igual manera, sea cual sea el origen familiar, cultural o ambiental de las personas y que de alguna manera nos unifican a todos.

Growing Up nos recuerda constantemente el proceso de transición a la vida adulta, la presión social que se presenta cuando ignoramos nuestra individualidad y nuestros principios porque creemos que son diferentes o que quizá no serán aceptados. Nos recuerda que vivimos en un mundo en el que nos centramos mucho en cumplir con los estándares sociales, probablemente porque no somos del todo conscientes de hasta qué punto la presión social nos ha afectado a lo largo de nuestras vidas.

Dicho de otra manera, la obra desarrollada por la gente de Vile Monarch y PR Outreach esculpe nuestra infancia y las diferentes etapas del desarrollo humano como si de la vida real se tratara, si bien, lo hace con los suficientes condimentos para que podamos moldear esta a nuestro gusto, con un desarrollo distendido. Porque si la vida fuese una masa, aquí seríamos nuestros propios cocineros, dado que podríamos transformar nuestras emociones confusas en formas bellas, armoniosas, con las que deleitarnos. 

Sí, siempre hay algo de miedo en todas nuestras recetas, en nuestras recetas de vida individual y en cómo nos alimentamos como sociedad, como cultura, pero es necesario que aprendamos de nuestros miedos, para ver cómo alimentamos la vida y qué tipo de vida queremos alimentar.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por PR Outreach.

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