Tales of Mathasia

Como pasa en la mayoría de ámbitos comerciales, si no en todos, cualquier creación –ya sea una obra o una campaña de marketing, entre otros– pasa por establecer un público objetivo a quien vaya especialmente dirigida nuestra acción. Es imposible llegar a todo el grueso de la población por igual, por eso es necesario acotar a un colectivo en concreto. Y los videojuegos, con la multidisciplinariedad que los caracteriza, no son una excepción.

A partir de la inmensa diversificación de los títulos, una de las ramas que está ganando poco a poco más adeptos es la de videojuegos educativos. Con recursos como la versión educativa de Minecraft, MathLand o BookyPets, el ocio videojueguil está consiguiendo expandir su vertiente lúdica a la educación, incentivando el aprendizaje a partir de un medio divertido y audiovisual.

Siguiendo esta máxima, el estudio Pancake Games ha creado Tales of Mathasia, un juego dirigido al público más joven de la casa para aprender matemáticas básicas salvando el mundo.

Si María tiene 5 naranjas…

Tales of Mathasia es un juego muy llamativo visualmente, con una estética que se asemeja a las series animadas que entretienen y enseñan a los peques de la casa en los canales educativos. Del mismo modo, en esta historia también nos acompañan unos animales muy simpáticos, que ejercen una especie de mentoría y nos ayudarán a combatir al villano del juego, una mente maestra en forma de gorrión emponzoñando la tierra de Mathasia.

Para impedir que nuestro hogar sucumba, recorreremos 16 niveles a través de los cuales habrá que resolver ciertos asuntos matemáticos. A partir de aquí, empiezan nuestras andanzas con lo más básico, el reconocimiento de las cifras y el conteo, que nos permitirá sentar los cimientos de lo que vendrá después. Por eso, una vez dominados los números hasta la primera decena, pasamos a las operaciones de sumar y restar, los únicos cálculos con los que nos encontraremos en Tales of Mathasia.

Cada aspecto numérico se distribuye en diversas zonas del mapa siguiendo una misma estructura: una suerte de tutorial para cerciorarnos de que sabemos llevar a cabo el cómputo pertinente y una parte más práctica en la que damos una respuesta numérica dentro de un tiempo límite. Este último aspecto comprende la mayor cantidad de niveles, por lo que el juego se permite ir subiendo de dificultad y aumentar la cantidad de cifras a tener en cuenta.

Cada dos por tres

Tales of Mathasia está enfocado directa y exclusivamente para los más peques, por lo que resulta un juego muy guiado que nos lleva en todo momento de la mano. En los niveles introductorios de cada vertiente matemática, los distintos animalitos acompañantes incluso empiezan contando por nosotros ejerciendo de modelo. Y, además, cuando hay un error, no dicen que el resultado es incorrecto, sino que vuelven a contar los elementos para que corrijamos posteriormente, evitando así la frustración. No obstante, si nos equivocamos tres veces, el nivel se reiniciará, viéndonos abocados a esforzarnos más en el próximo intento.

Aun con todo, Tales of Mathasia es muy visual en sus primeros compases, por lo que se puede avanzar simplemente contando los elementos en pantalla. Por este motivo, resulta especialmente útil para peques que se están familiarizando con las operaciones matemáticas más sencillas e, incluso, con la identificación de números y cantidades.

De la misma manera, no solo se trabajan las mates, sino también la comprensión lectora. Esto es, aunque las operaciones a llevar a cabo son intuitivas, es necesario saber cuál es la premisa para superar el nivel, y eso se consigue leyendo. El inconveniente del juego que nos ocupa es que solo está disponible en inglés (incluyendo también doblaje a este idioma) y polaco, por lo que se requeriría una persona adulta que fuera, necesariamente, la intermediaria.

Aun así, Tales of Mathasia puede entenderse como una inspiración a la hora de buscar ideas o alternativas para que los peques de la casa se familiaricen con la competencia matemática.

Seis y dos son ocho, y ocho, dieciséis

Con la amplísima oferta del mercado del videojuego de un tiempo a esta parte, resulta fundamental pensar en esas pequeñas personas que están aprendiendo como futuras jugadoras en potencia. Pero no hace falta irse al futuro para crear una obra exclusivamente para ellas. Desde los videojuegos educativos, no solo se persigue facilitar el aprendizaje curricular, sino también aprender valores y, en última instancia, enseñar que los videojuegos, más allá del ocio, pueden constituir una herramienta educativa más.

En este sentido, Tales of Mathasia cumple con la parte de enseñanzas y con la parte de valores, mostrando que siempre podemos pedir ayuda para dar con la solución de un problema –o de un conflicto–. La máxima de “la unidad hace la fuerza” se aplica perfectamente aquí, convirtiendo la suma entre amistad y esfuerzo en un resultado de éxito.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Ultimate Games.

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