Sixtar Gate

La música es un lenguaje universal que es capaz de despertar emociones, sensaciones y recuerdos únicos. Es el anestésico favorito de media población. En cada, en la calle con los auriculares, de viaje, en las eternas esperas, cuando todo va bien, cuando va mal. Escuchamos melodías a todas horas y a todos lugares, incluso en diferentes formatos como los videojuegos.

Hacerse a los mandos de una propuesta y sentir que nuestros dedos se mueven por sí solos llevando a cabo combinaciones que en primera instancia parecen humanamente imposibles, es una de las mejores sensaciones que existe en los juegos de ritmo. Después de todo, es un género que está ahí desde hace décadas, pese a su condición de nicho, y que de un tiempo a esta parte nos ha ofrecido experiencias harto interesantes.

Experiencias como Sixtar Gate: Startrail, que tiene en su haber unos principios arcade, sencillos, divertidos, fáciles de comprender y susceptibles a ser retorcidos para añadir toda la dificultad que los jugadores reclaman. Una experiencia que pese a su naturaleza musical, cuenta con un modo historia en forma de novela visual, la principal novedad para la versión de Nintendo Switch. Una experiencia en la que asumimos el papel del capitán de una nave espacial junto con dos ayudantes cuyas personalidades no nos dejarán indiferentes y en la que tendremos que explotar el vasto espacio del sistema Sixtar.

Un sistema que por supuesto está repleto de peligros (la amenaza Anti-ARKK) y que tendremos que superar a base de ritmo.

El desafío musical definitivo

El mecanismo es sencillo y entendible para cualquiera, pero va complejizándose a medida que vamos subiendo la dificultad. De hecho, una misma pista en dos dificultades diferentes puede tener más notas que tocar, estas se pueden mover a mayor velocidad, u ofrecer más momentos en los que debemos pulsar y/o mantener varias a la vez; en ocasiones, pasar de fácil a normal implica todo esto de manera conjunta, al mismo tiempo que te castiga más por los fallos u aleja más la barra que indica la puntuación mínima que se debe realizar para alcanzar una “simple” B.

Las primeras partidas de Sixtar Gate: STARTRAIL, al menos las más sencillas tras darnos cuenta de que no contamos con la agilidad dactilar suficiente para el modo normal, son una experiencia casi asequible. Lo asequible se transforma en frenético conforme van pasando las horas y vamos aumentando la dificultad, accediendo a temas musicales más y más complicados: estaremos moviendo los dedos a toda velocidad por los botones del mando.

Sixtar Gate

Así, nuestro cerebro, poco a poco, va generando una sincronía entre los dedos de ambas manos. Nos hace concentrarnos hasta sumergirnos en un baile de bloques coloridos que se despliegan ante nuestros ojos, casi haciéndonos obviar sus epilépticos momentos. Después de todo, el mayor logro de la obra que protagoniza estas líneas es su facilidad con la que nos induce a la “zona”, ese estado de abstracción prácticamente total en el que entramos para concentrarnos al máximo. Tanto es así que nuestros dedos se mueven más rápido de lo que pensamos y, antes de que nos podamos dar cuenta, hemos acabado la canción. Eso sí, conseguir las mejores puntuaciones en los niveles de dificultad elevados es una tarea que solo está al alcance de unos pocos elegidos.

Un viaje espacial cargado de ritmo

Al final, Sixtar Gate: STARTRAIlL es un juego musical divertidísimo pasados los primeros compases algo confusos, y que no hace más que ponernos contra las cuerdas conforme aprendemos y subimos la dificultad. Asimismo, el catálogo de canciones es sumamente amplio, y su base jugable es tan directa a la vez que profunda, haciéndolo recomendable incluso para quienes no son seguidores de este tipo de música.

STARTRAIL

Al fin y al cabo, la apuesta de Lyrebird Studio y Starlike Inc. mantiene pura su esencia al 100% nipona a cambio del incontestable riesgo de un público occidental reacio a encontrarse con un listado de temas la mar de exóticos. En todo caso, es indiscutible la valentía de la desarrolladora al brindar por un pedigrí de temas sin reservas, convirtiéndolo en un competente título musical.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Nintendo Switch facilitada por CFK.

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