Idea

En un mundo que se caracteriza por la inmediatez y la productividad, a lo largo del día se suceden infinidad de pensamientos en nuestra cabeza. Sin tiempo para ver más allá de lo que se debe hacer en el aquí y en el ahora –probablemente como consecuencia de vivir con el punto de mira en el vencimiento de un plazo–, muchas de esas ideas se pierden en un limbo que, inevitablemente y con demasiada frecuencia, se convierte en la perdición de la felicidad.

Quizá representar este tipo de conceptos como una bombilla tiene que ver con el concepto de rodar, de no quedarse nunca quieto y seguir avanzando, independientemente del destino. Por eso las ideas nunca se quedan quietas, ya que, bien sea mediante el movimiento o mediante la transmutación, evolucionan en un mundo que se queda pequeño para ellas, al menos siempre y cuando no caigan previamente en el olvido.

Esta es la premisa que persigue IDEA, el título más reciente de TLR Games que nos propone un viaje a través de un entorno, a su manera, cotidiano, en el que casi todo cuenta desde el momento en que se enciende nuestra bombilla.

Ideando, que es gerundio

Que las ideas surgen de los lugares más inesperados es parte del saber popular, y un juego con este título no podía salirse de la norma. Con origen en un corto dirigido por Olli Huttunen, el estudio vasco ha adaptado la creación del cineasta finlandés al lenguaje interactivo de los videojuegos. Utilizando una vista aérea con imágenes reales grabadas gracias a un dron, paseamos por una serie de escenarios que se suceden y se interconectan de una forma casi endiablada a ojos de la persona al mando.

Con entornos tanto rurales como urbanos, la magia de este videojuego reside en la escasez de elementos en pantalla. El tiempo que corre en nuestra contra es el mayor enemigo del juego, ya que apenas nos encontramos obstáculos en la partida. Las personas son pocas, y el tráfico, ligero. Eso sí, estaremos a solas ante las bifurcaciones y recovecos que, de una manera totalmente pasiva, buscarán poner fin a nuestra idea.

Porque, al final, las variables ajenas a nosotros, a todas luces incontrolables, son las que principalmente nos imposibilitan no solo poner en marcha nuestros planes, sino también crearlos. La inseguridad sobre si valdrá la pena el resultado de nuestra acción o simplemente la falta de tiempo para dejar fluir nuestra mente son algunas de las situaciones que nos alejan del éxito, casi tanto como obcecarse en dar con la tecla idónea, con el plan de tu vida, y vivir pensando única y exclusivamente en la última parada.

Prioridades y enfoques vitales hay casi tantos como personas en el mundo, pero dadas las breves partidas que nos ofrece el presente título, llegar al game over –si es que realmente existe este concepto en IDEA– o a uno de los finales pensando únicamente en si nuestra bombilla llegará a ser importante nos aleja del propósito contemplativo y reflexivo del videojuego. Después de todo, como más se disfruta este título es investigando lo máximo posible y aprovechar los impulsos a nuestra bombilla todo lo que podamos.

Éramos pocos y surgió la idea

Podríamos pensar que al juego le vendría bien un modo en el que no existiera esa vertiente contrarreloj, simplemente por evitar la presión y explorar las bellas y cuantiosas localizaciones; pero entonces se alejaría de esa conexión con la realidad. No son pocas las veces en las que una idea dura un efímero instante entre que se crea y se evapora. ¿Porque a quién no se le ha ocurrido un plan perfecto y al ir a anotarlo ya se le había olvidado?

Sin embargo, una de las partes más llamativas del título que nos ocupa pasa por dejar un pequeño mensaje junto a un icono cada vez que nuestra bombilla se quede atascada o se acabe su recorrido; algo que, a pesar de tener objetivos distintos, se asemeja a Kind Words. Porque si bien TLR Games no persigue crear un ambiente de apoyo entre personas desconocidas, sí consigue aunar el sentimiento de impotencia cuando se ha puesto toda la carne en el asador para acabar quedando en agua de borrajas. Al mismo tiempo, también abre la puerta a buscar inspiración en las palabras de otra gente, incluso en otros idiomas.

Cualquier pequeño comentario es un granito de arena para conectar con otras personas que pasen por ahí. Los consejos, siempre desde la no obligación y el respeto, son más que bienvenidos, pero la expresión de sentimientos lo son tanto o más. Y es que en la vida, la rabia, la desesperación y los errores son tan naturales como el respirar. E IDEA llega a exponernos a ello a causa de la urgencia que sentimos cuando vemos que la vida de nuestra creación peligra.

De tal bombilla, tal idea

Dicen que las mentiras tienen las patas muy cortas, pero no podemos decir lo mismo de las ideas; al menos, no en todas las ocasiones. Hay pensamientos que nos acompañan para siempre, mientras que otros duran lo que tarda en pasar un segundo. Lo mismo sucede con los proyectos: todo empieza con ilusión al principio, pero no todos llegan a buen puerto. La insistencia suele ser una aliada cuando de verdad queremos cumplir un deseo, pero los factores externos pueden suponer un obstáculo finalmente insuperable.

De una forma u otra, la creatividad es el motor que mueve el mundo. Sin una chispa que hubiera activado la inquietud de una persona, actualmente no tendríamos muchos de los inventos que nos hacen la vida más fácil. De la misma manera, no existirían inspiraciones ni proyectos que se retroalimentan y mejoran la base de la que partían. Porque, en resumidas cuentas, la esencia del crecimiento reside en compartir.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por Jaleo PR.

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