Heaven Dust 2

El miedo es, probablemente, uno de los sentimientos más explotados por la industria del entretenimiento. Por ejemplo, el cine y los videojuegos han experimentado con el terror desde su propio nacimiento para llevar a la audiencia al límite, pero es sin duda en el segundo de ellos donde se alcanzan cotas inimaginables gracias al factor interactivo. Dicho de otra manera, es el género que nos hace sentir más frágiles, más humanos… y que no nos deja conciliar el sueño por la noche.

Tanto es así que hemos abierto nuestra imaginación a una macabra procesión de muertos vivientes, espectros, vampiros y otros horrores nacidos de la imaginación de los más grandes desarrolladores. Por ejemplo, Capcom y videojuegos han ido de la mano desde hace varias décadas, desde el taburete de las máquinas recreativas al sofá del salón en pos de servir de invernadero para muchos grandes talentos nipones y así crear unas criaturas de ultratumba que atravesaban las pantallas para mostrarse más terrenales. 

Superando el larguero de los 100 millones de unidades vendidas en total desde el primerísimo Resident Evil de los años 90 hasta el reciente Resident Evil Village, los zombis han tenido una carrera de lo más prolífica, ayudando a allanar el camino para nuevos juegos de terror y supervivencia. Porque Heaven Dust 2 es lo que es gracias a la gente de Osaka, y pese a que hay quienes dirían que se trata de un “copia y pega”, también se puede ver como una carta de amor al uso.

La importancia del diseño en los videojuegos

Una carta de amor que se ambienta en un laboratorio donde nos tienen presos y en el que tenemos que buscar una salida al mismo tiempo que lidiamos con una gran cantidad de zombies. Y no hay mucho más que contar en esta suerte de escenario apocalíptico, porque el foco de acción del juego desarrollado por la gente de One Gruel Studio reside en otra parte.

Concretamente, en unas hábiles decisiones de diseño de niveles y de jugabilidad que, a la postre, hacen grande a esta propuesta amparada en las aventuras clásicas de terror y supervivencia. Para empezar, los cimientos sobre los que se asienta todo el escenario es muy sólido y está muy bien pensado, pues sus numerosos pasillos y estancias están conectados entre sí de manera orgánica. Tal es así que, a pesar de lo intrincado que resulta, acaba volviéndose familiar para el jugador desde que este se hace a los mandos.

La cantidad de puertas y zonas bloqueadas inicialmente pueden saturar a los más neófitos, pero es un camino pensado para que una vez llegamos a conocerlo resulte tremendamente satisfactorio. La mayoría de las estancias y zonas están conectadas con el resto por más de una vía, perfectamente diseñadas para funcionar de manera fluida con las mecánicas, los retos que se nos plantean y para ofrecer diferentes alternativas en cada uno de los viajes que realizamos. De hecho, podemos detenernos a pensar cómo nos conviene más acceder a un lugar, y en función de los (limitados) recursos que tengamos a nuestra disposición.

Lo que el backtracking nos enseña sobre el aprendizaje

En otras palabras, el llamado backtracking es una pieza clave en este Heaven Dust 2, dado que nos obliga a recordar viejas localizaciones, y conseguir elementos que nos permitan superar los obstáculos que dejamos atrás en su momento. Y lo mejor de todo es que nos lleva a explorar prácticamente el 100% de sus rincones para poder superar la aventura sin que esto se sienta tedioso. Porque reconocer esos sitios por los que hemos pasado, crea un sentimiento de satisfacción tan poderoso que hace hincapié en lo mucho que hemos crecido como jugadores.

Pero este no es el único elemento que hace que todo este mecanismo funcione, puesto que el equilibrio entre enemigos y objetos, así como la disposición de los primeros, generan una progresión desafiante sin caer en los excesos. Y aunque la tensión que traen otras propuestas no está presente en la obra que protagoniza estas líneas, sabe cómo equilibrar las facetas de acción y supervivencia.

La importancia e influencia del primer Resident Evil

Sin la genialidad de estos cimientos heredados del primer Resident Evil, el resto de elementos no brillarían tanto. Con esto no queremos que parezca que le estamos restando mérito ni que lo acusemos de falta de originalidad o plagio. Al revés, es muy importante conocer la historia de lo que se ha hecho previamente para seguir evolucionando, tanto si se trata de un videojuego como de un género entero. Y Heaven Dust 2 ha sabido aprender del pasado, pero al mismo tiempo manteniendo una identidad propia e implementando estupendamente todo lo que hace icónica a la franquicia antes nombrada.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC facilitada por Jesús Fabre.

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