God of Rock

Pese a ser dos géneros que parecen familiares a primera vista, los juegos de lucha y los de ritmo son más bien polos opuestos. Es cierto que ambos requieren un flujo de movimientos precisos, pero, así como el ritmo se basa en la perfección mecánica, los juegos de lucha requieren una comprensión más profunda para con unos oponentes que resultan sumamente impredecibles. Sea como fuere, en un mundo ideal, ambos podrían vivir en perfecta armonía, pero en el caso de God of Rock, los géneros que intenta mezclar están reñidos entre sí.

Somos unos apasionados de los juegos rítmicos, así que la idea de un juego que case ambos estilos es música para nuestros oídos Después de todo, la máxima del juego que protagoniza estas líneas, conformado por un misterioso Dios del Rock que ha resucitado las almas de los mejores músicos del universo para luchar por su entretenimiento, consiste en luchar al ritmo de la música tocando notas en el momento preciso y liberando ataques armónicos contra los oponentes.

Y aunque es posible que God of Rock no haga nada especialmente original en el apartado puramente de jugabilidad respecto a su competencia más directa, ni tampoco lo pretende, es difícil poner pegas a un juego que hace lo que promete y lo acompaña de una tonelada de temas cargados de adrenalina. Sin duda cada uno tendrá una opinión sobre la música elegida, echará en falta algo en concreto, pero al final se trata de dar una visión global de una banda sonora cuya importancia fundamental radica en haberse transformado en un movimiento social. Un espacio de encuentro y un refugio, para el desarrollo de nuevas identidades juveniles con deseos de resistir a las modalidades ideológicas impuestas.

Warriors of Rock

El gameplay de God of Rock basa en la “simplicidad” de botones, con uno o dos simultáneos, la pulsación sostenida y algún movimiento con las palancas. El combate que se desarrolla en la parte inferior progresa según nuestros aciertos y errores, aunque os podemos decir que con la concentración que exige incluso en el modo más fácil se hará complicado apartar la vista de la línea musical.

Sea como fuere, las partidas no terminan hasta que uno de los jugadores cae, lo que significa que dos personas con un timing perfecto pueden verse enzarzadas en una batalla que se extienda hasta el infinito al mismo tiempo que la partitura se vuelve cada vez más difícil. Por suerte, la gente de Modus Studios añade un toque extra que está totalmente sacado de juego de lucha.

Un toque que cuenta con muchas mecánicas diferentes que hay que aprender a dominar si queremos llegar a ser los mejores y que marcan la diferencia entre un jugador y otro, especialmente si tenemos en cuenta que las peleas tienen lugar a tal velocidad que tendremos que tener los reflejos muy afinados y estar muy despiertos para saber qué hacer en cada momento.

Concretamente, existen algunas técnicas especiales comunes para prácticamente todos los luchadores, pero la mayoría son de carácter único. Sin embargo, lo que le da ese toque de color a God of Rock son esas técnicas propias de cada luchador, y la gran mayoría de estas se ejecutan a través de comandos muy simples: realizando una secuencia que va desde abajo hacia el enemigo (o hacia atrás) con el stick izquierdo o la cruceta de dirección y el botón de golpe correspondiente. Solo así podremos marcar una diferencia, a favor o en contra.

Generando lágrimas de frustración

Lo malo de todo esto es que interpretar las diferentes notas de God of Rock acaba desembocando en un auténtico dolor de cabeza. Hay una razón por la que los juegos musicales cuyo desarrollo se lleva a cabo horizontalmente hablando suelen estar relegados a uno o dos carriles de entrada: los gráficos de notas horizontales son un absoluto dolor de cabeza para leer, especialmente cuando tenemos que manejar tantos botones al unísono. Con cuatro entradas que manejar y escasas opciones de reencuadre, resulta complicado interpretar los diferentes temas que se nos presentan.

Estamos acostumbrados al componente competitivo en las plataformas de streaming, los juegos que conquistan estos portales sueles tener un componente PvP (Player Vs Player) muy marcado, y a menudo son juegos basados en el trabajo en equipo. Y que propuestas como God of Rock, nos inviten a tocar con la misma intensidad que Van Halen y otros de esa década, no es moco de pavo. Por desgracia, el componente competitivo que rodea al juego está más orientado a la a la clásica dualidad de victoria o derrota, y no tanto al afán de superación.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Dead Good Media.

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