Children of the Sun

Cuando nos hacen daño, algo hay en el ser humano que no sólo reclama justicia, sino también venganza. Un sentimiento que nos reconcome y destruye, alimentando el odio, mientras se trata de devolver el mal padecido al supuesto responsable.

En el mundo real los malos no siempre pagan, la justicia no siempre llega y a veces la mejor respuesta llega muy tarde y ya no puedes decirla con el mismo efecto, pero el mundo del cine y los videojuegos son perfectos y saben exactamente qué hacer para que eso que nos gustaría ver en la realidad pueda existir en sus mundos de fantasía y ficción, con padres que logran rescatar a sus hijas de traficantes de personas, asesinos profesionales que salen del retiro para acabar con todos los que atacaron a su perrito y hasta con mujeres que pretenden estar borrachas para hablar sobre el consentimiento y revelar todos los abusos que se cometen cuando se cree que alguien no puede defenderse.

Children of the Sun es otro título que viene a engrosar esta lista, proponiéndonos una historia en la que LA CHICA libra una guerra unipersonal contra una secta que arruinó su vida, abatiéndolos uno tras uno, bala a bala, hasta llegar a su verdadero objetivo: EL LÍDER. Por el camino descubrirá la siniestra verdad de esta misteriosa orden y las atrocidades que estos han cometido en nombre de su amo.

Una bala para el recuerdo

La inmensa mayoría de juegos simulan de un modo u otro, en velocidades distintas, el tiempo. La aplicación de un ciclo de día y noche es tan fascinante, en términos físicos, como su ausencia, pero la verdadera mandanga en todo este tema está en los títulos que deciden hacer de la manipulación del tiempo una mecánica esencial de su propuesta. Desde Braid hasta Super Time Force, pasando por Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo o Max Payne, nos permiten cierto margen de experimentación y jugueteo con la ralentización, el retroceso o las líneas temporales alternativas.

Los videojuegos son el único medio que nos permite establecer una discusión con el tejido mismo de la existencia, y Children of the Sun es el último en aportar una nueva regla.

Concretamente, controlamos una sola bala en cada fase, la cual tendremos que guiar a lo largo de niveles cada vez más complejos y desafiantes para matar a los sectarios que vamos identificando en una zona alejada, segura y perfecta para un tirador de precisión. Cada disparo cuenta y la precisión y la frialdad tendrán su recompensa. Después de todo, acabar con LA SECTA es gratificante, y más si lo haces con estilo.

El resultado es una carta de amor a la violencia estilizada que comparte algún parentesco remoto más espiritual que carnal con propuestas como SUPERHOT o Hotline Miami: si esos que nos hablan acerca de la brutalidad y la adicción tras el acto de matar, del cadáver con la cabeza abierta y los espasmos en las piernas. Children of the Sun, por su parte, se centra más en las cualidades físicas y mentales del asesino, en la economía del movimiento y la masacre cuasi instantánea, el relampaguear de la acción directa y letal.

En el juego de marras no hay sangre, no hay cuerpos y no hay personas: los enemigos son lo más parecido a maniquíes con muy pocos movimientos en su haber.

Sino y herencia del francotirador

Y es que su apartado visual es de un minimalismo casi alegórico: escenarios decadentes y adversarios amarillos, sin texturas ni detalles, porque Children of the Sun empieza y acaba en nuestros actos y en nuestra capacidad para perfeccionar un enfrentamiento hasta dar con la táctica más eficiente. Aquí hay otra partícula genética compartida con Hotline Miami: si allí las estrategias se abocetaban en nuestra cabeza antes de ser plasmadas en pantalla, aquí lo podemos hacer directamente durante su consecución, tomándonos tiempo para pensar el siguiente desplazamiento de nuestra bala.

Quizá lo más significativo de la excelencia tras el título en cuestión es la forma en que el juego consigue hacer que nos identifiquemos con la protagonista: a nosotros también nos corroe una buena dosis de obsesión por seguir jugando.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Devolver Digital.

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