41 Hours

El dolor de la pérdida…. es algo que te ocurre, es más grande que tú. Existe una humildad en la que uno necesita adentrarse, en la cual te rindes para dejarte ser movido a través del paisaje del duelo. Y tiene su propia temporalidad, tiene su propio itinerario personal para ti, tiene su propio poder sobre ti y va a venir cuando venga. Y cuando viene es una inclinación, una excavación. Viene cuando quiere y te talla, viene en medio de la noche, viene al medio día, aparece en medio de una reunión, viene en medio de una comida. Llega, es una llegada tremendamente poderosa que no puede ser resistida sin generar más sufrimiento….

Y juegos como 41 Hours se amparan en esta máxima, en el amor perdido. Concretamente, por medio de un juego de acción en primera persona en el que asumimos el papel de Ethan, un científico adicto al trabajo y con experiencia en combate que busca a su esposa desaparecida hace mucho tiempo. Un juego de acción que dedica muchos de sus esfuerzos en contarnos una historia que juega con los viajes en el tiempo, un todo compuesto de estadios situado en varios tiempos y lugares.

Por desgracias, las voces son, por así decirlo, un trabajo tan, pero tan nefasto, que es increíble como estropea el resto de esfuerzos de los programadores de Texelworks. Inconcebible que un producto así disponga de un trabajo tan indigno en este sentido. Casi criminal. Si nos preguntan por el peor doblaje de la historia, no tenemos ninguna duda, ese dudoso honor corresponde Age of Pirates: Caribbean Tales, pero este 41 Hours no se queda atrás.

Interesante por las posibilidades jugables que plantea

Un puñado de genios del estudio id Software inventaron el género de disparos en primera persona hace ya 30 años; y aunque allí no queda ya ninguna de aquellas leyendas, parece que en la memoria colectiva del estudio ha quedado grabada la secuencia del ADN puro del FPS. Velocidad. Adrenalina. Ruido. Valor por encima de precaución. Desenfreno y exceso. Entender bien al enemigo. Buscar sin piedad sus puntos débiles. El resto es todo adorno, cuestiones de estilo: quizá uno agradezca otras cuestiones o prefiera tal o cual enfoque, pero ésa es la esencia de la receta.

Por desgracia, en 41 Hours la sensación que dan las armas al disparar no es demasiado satisfactoria y ni mucho se puede comparar a las vacas sagradas del género como Doom, Call of Duty y Destiny. La inteligencia artificial de los enemigos tampoco ayuda a suavizar la experiencia: a veces los tienes a un metro de ti, mientras te miran, y no te disparan. Otras, un francotirador que está a medio kilómetro dispara sin fallar un solo tiro mientras te mueves a toda velocidad.

41 Hours

Todo esto no quita que jugar a 41 Hours sea divertido en ciertos pasajes, gracias a las habilidades que atesora nuestro protagonista y la misteriosa mujer que lo acompaña. Después de todo, Ethan y su compañera no solo pueden hacer uso de armas convencionales. También aprenden a manipular el tiempo, hacerse invisible, usar portales de tele portación y emplear habilidades telequinéticas contra las fuerzas paramilitares que lo separan de su objetivo.

Las buenas ideas con una mala ejecución no funcionan

Dicho de otra manera, la obra que protagoniza estas líneas hace algo que ya hacen bien otras tantas propuestas del mismo estilo, un juego que es muy dinámico, que no renuncia a una historia encorsetada con sus viñetas al estilo cómic, pero que deja la libertad suficiente al jugador para que lo haga con su propio estilo.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por Eastasiasoft.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí