En 1944, Georges Bernanos escribió sobre sus temores de que nuestra sociedad entrara en el mundo de las máquinas.
Su descripción resultó profética. Hoy en día, algunas personas tienen miedo de las máquinas, los robots y el futuro. Abogan por poner coto a ciertos usos, pero olvidan que si las máquinas están aquí con sus peligros, es porque los hombres las han creado y los cambios en la sociedad han favorecido su llegada.
Es la historia del huevo y la gallina. La gallina comparte su ADN con el huevo, y el huevo a su vez se convierte en gallina, que a su vez se convierte en huevo. La innovación nunca aparece ex-nihilo; es fruto de cambios más o menos profundos en la ciencia, pero sobre todo en nuestra sociedad. Y si están ahí es porque la gente está dispuesta a aceptarlos.
Todo es cuestión de conciencia y de los valores que la guían. El robot de ayer era metálico y sin conciencia, el robot de mañana se acercará a la textura humana en apariencia y habrá desarrollado una conciencia. Mañana, además, no serán sólo los robots que nos rodean los que tendrán conciencia. Es sólo un pequeño paso hasta la llegada de los seres humanos producidos y formateados en fábricas. Es sólo otro pequeño paso para poner en marcha la producción de quimeras, esos seres mitad humanos, mitad animales cuyos embriones se autorizó a cultivar hace unas semanas con el objetivo de producir órganos para trasplantes.
Apartadas estas suposiciones, lo cierto es que la filosofía es nuestra manifestación más clara de que queremos conocer, aprender y que tenemos curiosidad por el mundo que nos rodea. La filosofía es la sistematización de nuestra curiosidad, que busca pautas de análisis. Nos alejamos del mito y buscamos conocer la realidad desde sus mismas entrañas. Tampoco es raro pues ver como algunos videojuegos se usan como un observatorio de conceptos filosóficos y psicológicos y, por medio de nuestra experiencia como jugadores, reflexionar sobre ellos, sea en un contexto o fuera de él.
Filosofía y ciencia de la robótica
Videojuegos como The Talos Principle: Reawakened, una experiencia de juego mejorada y una presentación renovada en la que podremos emprender un viaje ampliado y mejorado por el mundo de la Simulación gracias a la narrativa de The Talos Principle. Una narrativa que nos enseña que un robot puede ser un ser humano. También puede serlo un bebé probeta, un alma, un androide o un dragón. Puede ser humano incluso un ser humano. Porque lo que entiende como humanidad no es un principio metafísico incomprensible, sino un principio ético: hacer de tu vida un acto virtuoso tal que desearías que volviera a ocurrir infinitas veces.
Algo tan bello y perfecto que no te arrepentirías nunca incluso si eso borrara tu existencia de la tierra. Eso es lo que nos dice la gente de Croteam que es «ser humano». No sólo ser una persona más, sino la mejor versión posible de ti mismo.
The Talos Principle: Reawakened es distinto a casi todo, sin dejar de recordarnos continuamente a distintos videojuegos, películas, libros y otras formas de ocio. Lo hace, en ocasiones, de soslayo, mientras que otras veces sus referencias resultan evidentes. De entrada, esta primera iteración que ha recibido una puesta al día se presenta como un juego de puzles y exploración en primera persona que rinde, en parte, homenaje a Myst. Simple y directo, dos mecánicas tan solo que tener en mente: descubrir y solucionar. ¿Suficiente para sostener un juego que dura más de 20 horas? Sí y no.
Por una parte, están los momentos de hartazgo al resolver decenas de puzles de laberintos que van añadiendo progresivamente nuevos elementos a la mezcla. Por otro, quiero volver a sentir ‘esa’ sensación al superarlos. Ese es uno de los secretos mejor guardados de la creación que protagoniza estas líneas, la sensación de realización al superar un rompecabezas que creías imposible. Cuando terminas un puzle te sientes casi todopoderoso, sobre todo cuando el juego te recompensa con multitud de secuencias de vídeo y tramos en los que avanza la historia.
¿Qué puede aportar un robot a la filosofía?
Dicho de otra manera. Nos sorprenderemos a nosotros mismos rememorando tal o cual prueba horas después de haber jugado y dando con la solución al día siguiente, y en algunas incluso recurriremos al siempre temido ensayo-error para dar con la solución… que algunas veces nos abrirá los ojos como si de una epifanía se tratara, y que en otras ocasiones incluso ni así nos permitirá descifrar el enigma.
Porque aunque sus mecánicas básicas aguantarían su peso un millón de veces jugando según las reglas, el verdadero golpe de genio está en buscar constantemente el puzle imposible, el reto que puede con todos nuestros intentos por fuerza bruta hasta que nos atrevemos a pensar de otra manera. A utilizar el entorno. A pensar que un elemento quizá implique contar con lo que hay más allá, o que el reflejo del sol sobre la textura de un panel vacío pueda contarnos cosas de quien estuvo allí antes. Y creo que son suficientes pistas por hoy.
Y puede que, una vez más, no sea perfecto, que no se ajuste al ritmo de vida de todos los compradores –es para echar muchísimas horas-, o que encontremos determinados rompecabezas pasados de la rosca en picos de dificultad, pero eso no impide que sea uno de los mejores lanzamientos del género de los últimos años. Al final, The Talos Principle: Reawakened consigue engancharnos con su propuesta gracias a la sensación de realización continua. El mundo de juego es grande e intrincado, y tardaremos mucho en descubrir todas sus zonas, pero más aún en desgranar los múltiples secretos que esconde.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC facilitada por Cosmocover.