Teenage Mutant Ninja Turtles

Algo se agitaba en las alcantarillas allá por la década de los 80, ya que el mercado de los tebeos en Estados Unidos, dominado por dos grandes editoras que sumaban más del 90% de la totalidad de comic books editados, sumó el nombre de Mirage Studios con el fin de crear una historia protagonizada por un grupo de cuatro tortugas mutantes expertas en artes marciales que recibieron los artísticos nombres de Teenage Mutant Ninja Turtles

Tal vez debido a la apariencia de seres introvertidos y poco gráciles que despiertan estos animales -en contra del carácter fuerte y socarrón con que Kevin Eastman y Peter Laird han dotado a sus creaciones a través de las viñetas-, los quelonios despertaron el interés del público, quedando reforzado con varios números y también con la aparición de una serie de dibujos animados destinado a un público más infantil.

Si bien, la Tortugamanía no se redujo, ni mucho menos, pues como consecuencia del éxito de los cómics y la serie de televisión, la fiebre verde dio lugar a todo tipo de productos derivados, desde libros y cuadernos hasta videojuegos. Las cuatro tortugas ninja mutantes y adolescentes se habían instalado en el imaginario colectivo, alcanzando la categoría de iconos de la cultura popular, y juegos como Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder’s Revenge conducen a la consecución de este fenómeno por medio de un fabuloso y magníficamente realizado beat’em up.

Asimismo, es una divertida mezcla de acción, aventuras y humor, que homenajea a la franquicia en todas sus vertientes. 


El día a día es duro y para repartir estopa, hay que coger fuerzas

A finales de los 80 y comienzos de los 90 tuvo lugar la época dorada de los beat’em up (o “yo contra el barrio”), un género que surgió a partir de los salones recreativos donde el jugador se enfrenta a oleadas de enemigos. Y propuestas como Street of Rage fue uno de los ejemplos más exitosos de esta fórmula, el cual estaba destinado a formar parte de un pasado histórico e imperecedero.

Haciendo gala de un píxel art precioso que saca el máximo partido de la expresividad de las dos dimensiones y que está directamente inspirado en la serie de TV de los años 80, Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder’s Revenge trata de emular el esquema de juegos como la franquicia de SEGA, donde se presenta el ecosistema urbano como un foco hostil que lo engloba todo, desde Manhattan y Coney Island hasta las azoteas y las oscuras cloacas de la ciudad. Y solo la integridad moral y el dominio físicos de unos héroes inmunes a la degeneración reinante pueden acometer la limpieza de la ciudad, de abajo a arriba.

Aunque la narrativa está presentada a través de pantallas estáticas con mucho encanto, no se pierde en justificaciones innecesarias, cumpliendo su función de hilo vertebrador de unos diferentes niveles que consiguen mantener una progresión muy equilibrada al mismo tiempo que intentamos detener los malvados planes de Krang y Shredder. Los niveles no solo suponen un cambio de escenario para alterar la estética, sino que saben incorporar novedades mecánicas que cambian, aunque sea de maneras sutiles, la jugabilidad. Por ejemplo, algunas fases están repletas de barriles explosivos y cuando toca avanzar desde el aire resulta imperativo sortear los diferentes obstáculos.

Si bien, la piedra angular sobre la que descansa todo es la cadencia del combate, saber encadenar los golpes de manera precisa para construir cadenas de combos y poder mantener el asalto de los cientos de enemigos que van surgiendo de ambos lados de la pantalla. 

El secreto está en la masa

Conocida y amada, bordada o perpetrada hasta en el último confín del planeta, la pizza es un arte que comienza con la selección de los ingredientes justos, ni uno más, ni uno menos. Tanto es así que la máxima expresión del arte reside sobre todo en transformar la sencillez en perfección. Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder’s Revenge representa el arte de la pizza perfecta, dado que es el resultado de muchos años de experiencia, conjugando la sencillez y la ambición de los juegos de antaño. Y lo hace eligiendo los ingredientes que mejor combinan entre sí.

En resumidas cuentas, una obra videolúdica única con aspecto y sabor artesano como en la mejor trattoria italiana. Un bocado sencillo pero lleno de ciencia cuyo sabor incomparable permanece intacto.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC (Steam) facilitada por Cosmocover.

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