Ghosts of Hollow Creek

Desde los albores del tiempo, todos los seres, especialmente los humanos, han codiciado ser más poderosos. No basta con tener una vida sencilla y sin alardes; hay que trascender, dejar huella en el mundo contemporáneo y, especialmente, en el venidero. Sin embargo, en numerosas ocasiones no se tiene en cuenta que el poder, convertido frecuentemente en una total destrucción, es capaz de dejarnos sin nadie que nos adore, ya sea por la dirección de nuestras obras o por su magnitud.

Cuanto más se haga mermar la población que queremos dominar, más cerca, y a la vez más lejos estaremos de cumplir nuestro sueño. Pero, por suerte, en el mundo de los videojuegos siempre hay alguien dispuesto a frenar el mal atajándolo de raíz. Sin importar cuál sea su condición, y con independencia de los actos pasados, ante la más mínima esperanza de vivir un día más seremos capaces de confiar nuestro futuro a cualquiera que presente una cierta predisposición.

Con la redención de nuestros actos como eje vertebrador, Richard Holleman, como único desarrollador, nos ofrece una aventura con diversidad de motivos para seguir adelante con este Ghosts of Hollow Creek. Y lo hace utilizando las bondades de los RPG para ser partícipes del crecimiento de unos personajes a quienes obligaron a madurar antes de tiempo.

Una aventura a medida

Con la personalización por bandera, Ghosts of Hollow Creek empieza fuerte permitiéndonos elegir el nombre, la apariencia e, incluso, la clase de cada personaje que conformará nuestro grupo. Podemos formar un equipo con infinidad de combinaciones, pero si hay algo de lo estamos seguros es que hay “trabajos” que siempre queremos tener en nuestras filas.

Desde el clásico curandero hasta la no tan frecuente pero temeraria apostadora, no importa qué seamos si nuestro objetivo está claro. En este sentido, empezaremos siendo mercenarios, vendiéndonos al mejor postor por un puñado de monedas y buscando sobrevivir un día más, porque nuestra ciudad de origen no es un sitio al que queramos volver. No si se ha establecido un sistema de clases absurdo e injusto; no si nuestros iguales fueron más verdugo que aliado; no si cada día es una ruleta rusa por no perecer a manos de nuestros progenitores. A no ser que…

… podamos elegir el rumbo del juego. Porque, sí, la toma de decisiones está a la orden del día en Ghosts of Hollow Creek. El mismo hilo conductor de la trama nos fuerza a optar por agachar las orejas o por enseñar los dientes en varias ocasiones, haciendo la historia un poquito más nuestra. Del mismo modo, tendremos la posibilidad de combatir codo con codo con el amor de juventud de uno de los protagonistas si logramos dar con el personaje, hecho que, a modo de intercambio, significa tener que decir adiós a uno de los miembros del equipo.

Las apariencias engañan

Como en toda aventura, la persona a los mandos debe ser previsora, pues el título que nos ocupa no es amistoso en lo jugable. Desafiante por momentos, nos atreveríamos a decir que es necesaria cierta experiencia en esto de los RPG para no tirarse de los pelos. Ya que, debido a la ausencia de elegir un nivel de dificultad para la partida, algunas mazmorras recomiendan por las malas respirar profundo y recorrerlas con una preparación extra.

Por suerte, Richard Holleman nos ofrece algunas alternativas para hacer esta transición más llevadera. Por una parte, está la clásica mejora del equipamiento, opción que aconsejamos encarecidamente llevar a cabo en cuanto los mercaderes vendan un mejor vestuario, y que es fácil de tener en cuenta a causa de la previsión explícita que hacen estos personajes no jugables sobre a partir de qué nivel podemos mejorar los atributos. Y por otra parte, existe una mazmorra con propiedades mágicas cuyos enemigos se adaptan a nuestro nivel a medida que avanzamos en el argumento principal.

Por eso, la fuerza ofensiva no siempre es la mejor estrategia, sobre todo teniendo en cuenta las ocasiones en las que quedamos a merced del enemigo por falta de agilidad en los movimientos. El equilibrio es, como en tantas otras obras, la clave en Ghosts of Hollow Creek, un término medio entre ataque y defensa en el que entrarán en juego los turnos del combate y las habilidades específicas de las distintas clases del equipo.

Una amenaza invisible

Con una sencilla historia de camaradería y amor, Ghosts of Hollow Creek es un viaje por nuestro origen y una reflexión de las decisiones que nos han hecho llegar hasta donde estamos y que han conformado nuestra personalidad e historia personal. Pues igual de peligroso es pecar de imprudente y despreocupado y olvidar que todo acto lleva asociada una consecuencia que, a corto o largo plazo, se mostrará ante nosotros con todo su esplendor, sin importar si somos o no las mismas personas que eligieron un camino a todas luces equivocado.

El poder, en muchas ocasiones, no es algo tangible, no forma parte del plano lógico, y es eso lo que da realmente pavor. Defenderse ante una amenaza desconocida e invisible es una proeza solo al alcance de quien muestre predisposición por el riesgo, independientemente de que dicha temeridad persiga un fin altruista. El éxito se consigue a partir de la más paciente perseverancia, a pesar de que el camino del héroe no siempre esté exento del derramamiento de sangre.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PC (Steam) facilitada por Keymailer.

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