Edge Of Eternity

“Cualquier tiempo pasado fue mejor”. Algo de eso debemos repetir en nuestra mente como si de un mantra se tratase, porque la industria de la nostalgia está más presente que nunca. Y si no, que se lo digan a todas esas empresas que son sabedoras de que somos unos nostálgicos empedernidos y que somos capaces de volver hacia atrás. A este respecto, para hacernos con libros que nos recuerdan a los 80 y 90, juegos que antes solo tenían unos pocos o encontrar salas de cines llenas, por ejemplo, para ver esa película que en un principio estaba destinada a los más pequeños de la casa. Pero ya no. Ya está al alcance de todos.

Está demostrado, por lo tanto, que la nostalgia vende, ya sea como producto propio o a través de otro producto que nos ayude a sentirnos nostálgicos a través de él. Nos embaucan como quien vende algo más de lo que se ve, porque nosotros aportamos el resto.

Por ejemplo, a pesar de que cada cierto tiempo llega algún juego que nos hace recordar a los JRPG de antaño con toda esa magia y misticismo como forma de identidad, también es necesario una serie de características propias y detalles que lo vuelvan realmente atractivo, y que hagan que uno quiera dedicar decenas de horas a los mandos. En otras palabras, juegos como este Edge of Eternity, de Midgar Studio, no solo supone una carta de amor a los JRPG clásicos, desde el mundo hasta los personajes influenciados por juegos como Final Fantasy, en este caso, en un ambiente moderno. 

También se las ingenia para que lo disfrutemos gracias a sus otras muchas virtudes y vaya que logra ser muy disfrutable, pues aparte de usar la nostalgia como base para construir su sistema de combate y su historia, busca formas más o menos dinámicas que consiguen mejorar el acercamiento de los jugadores al género de marras.

El horror de la tragedia

El desencadenante es una acción que pone en marcha todo el argumento de una historia. Dicho de otra manera, suele ser una acción que le ocurre a un personaje, generalmente el protagonista, y que lo obliga a actuar. Por lo general, imaginamos su vida como una línea recta en movimiento, mientras que el desencadenante representaría un pequeño escollo que hace que esa línea recta que sigue el personaje cambie drásticamente.

En Edge of Eternity, el desencadenante sería el primer hecho que se narra, comenzando una historia en marcha, in media res, dado que el mundo que se nos presenta es el de una humanidad que está sufriendo los estragos de una raza alienígena mucho más avanzada tecnológicamente. Una raza ávida de recursos, hambrienta desde hace tanto tiempo que necesita también lo imposible, y portadora de una extraña enfermedad que se ha extendido rápidamente por toda la población. El conflicto y el drama de la tragedia son inevitables en un mundo que combina elementos de la ciencia ficción y de la fantasía para ofrecer un inclasificable estallido de color en todos sus desfiles. Uno con claras reminiscencias a la saga Xenoblade.

Se necesita un héroe, pero a través de las palabras de Daryon, parte protagónica de esta aventura, vemos que este está muy lejos de serlo. Ignorando las necesidades de las personas de todo el mundo y desertando de sus deberes como soldado, es un personaje que emprende un viaje completamente egoísta junto con su hermana, ya que ponen en peligro la salud y el bienestar de la humanidad con el fin de ayudar a la persona que más quieren en este mundo. El sacrificio es una constante en este Edge of Eternity, dado que cada atisbo de esperanza ante algún cambio positivo a lo largo de la historia es inmediatamente aplastado bajo el poder de la muerte.

Una constante que además queda patente cuando centramos nuestras miradas en los hermanos protagonistas. Aunque no son los únicos miembros del grupo, sí son las estrellas del espectáculo durante la mayor parte de la aventura, en vista de que tienen mucho tiempo para mostrar naturalmente varias partes de sí mismos y encima experimentar una suerte de crecimiento emocional auspiciado por los horrores del mundo. Que su androginia no os lleve a equívocos, habida cuenta de que brillan tanto en el diálogo como en la interacción.

Espaldares de ofensiva eterna

Con un nombre como Midgar Studio, uno podría pensar que Edge of Eternity iba a ser algo parecido a un juego de Final Fantasy, más concretamente una oda a la séptima fantasía de la otrora Squaresoft, pero nada más lejos de la verdad.

En términos de escala, ambición y espectáculo puro, es más semejante a Xenoblade Chronicles, pues se trata de una obra hermosa, con paisajes que se extienden hasta perder la vista y que invitan a ser explorados. La fusión de la tecnología y la naturaleza se hace obra de arte en el título desarrollado por el estudio francés, pues es posible ver como la primera se esfuerza por combinarse para fundamentar la simbiosis como relación, poniendo de manifiesto una apariencia sumamente preciosista, luminosa y esotérica.

Allí, en la exploración, hay algo que siempre resulta agradable, ya que en caso de querer volver sobre nuestros pasos para realizar misiones secundarias, esto puede proporcionarnos incentivos traducidos en conocimiento. Y aun cuando no se puede evitar pensar en la creación de Monolith Soft cuando despertamos el afán de aventura salvaje que todos llevamos dentro, el combate sí que es harina de otro costal.

De cierta complejidad con respecto a lo que vemos en algunas vacas sagradas del género, este se nos presenta como algo que se sitúa entre Final Fantasy y The Legend of Heroes: Trails of Cold Steel, debido a que los enfrentamientos transcurren en un área compuesta de casillas hexagonales donde los personajes y enemigos se pueden mover por medio de un conjunto de comandos.

En otro orden de cosas, Edge of Eternity reivindica la importancia del posicionamiento y la necesidad de movernos constantemente, además de que nos permite interactuar con diferentes elementos presentes en el campo de batalla que pueden marcar una razonable diferencia de calidad a nuestro favor. A grandes rasgos, es un sistema por turnos que nos fuerza a tomar decisiones con rapidez y que brilla a través de la información táctica.

El doble filo de la esperanza

Siempre es un desafío honrar el pasado de un género con el objetivo de ostentar una posición de liderazgo a la altura de su historia. Empero, cuando la nostalgia fracasa, el pasado nos detiene. Afortunadamente, y a pesar de sus limitaciones, Edge of Eternity sabe cómo honrar el pasado, celebrar el presente y abrazar el futuro por medio de una obra inspirada en la gran tradición del género JRPG, que atrae al jugador y le permite descubrir un mundo que tiene su propia historia y tradición, pero que también nos invita a reflexionar sobre el significado del sacrificio, el concepto de extremismo y el gigante egoísta.

Al final, es algo más que una carta de amor a los clásicos y tiene el potencial de convertirse en algo más, de alcanzar la eternidad.

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