Ayo the Clown

El humor es un aspecto que puede llegar a ser motivo de desacuerdo. Se podría debatir sobre qué es motivo de risa durante horas y horas y no llegar a una conclusión unánime. Sin embargo, sí podemos afirmar que si algo nos resulta gracioso, una consecuencia de ello va a ser nuestra risa.

En el caso de los payasos, provocar carcajadas suele ser algo sencillo, muy relacionado con su profesión. Acostumbrados a verlos en los circos, su función reside, principalmente, en hacer tonterías que despierten a todo el público y le haga ser partícipe del espectáculo. Pero a pesar de ello, los bufones también pueden traer consigo el más oscuro terror. Con parte de esta ambivalencia, Ayo the Clown convierte los elementos más característicos de estos seres en un título plataformas con un aspecto que Cloud M1 ha sabido plasmar de una forma atractiva y llamativa.

La naturaleza de un ser de circo

La premisa principal del juego que nos ocupa no podría ser más pura ni más representativa. Lejos de los focos y los aplausos, nuestro pequeño payaso no se dedica a hacer reír, sino que parte de casa con el propósito de encontrar y salvar a su perro. Preocupado por el estado de su mascota y preguntándose quién podría haber cometido un acto tan cruel como el de ese secuestro, pone rumbo a lo desconocido con el fin de indagar sobre el paradero de su amigo peludo.

Durante el transcurso de los niveles, se irán intercalando una serie de escenas narradas, en las que una voz acompaña a las imágenes, en este caso estáticas, para conferir la cualidad de un cuento. La aparición de estas escenas no está ligada tanto a la estructura de Ayo the Clown, sino a los personajes que aparecen en pantalla a medida que vamos avanzando.

Ayo the Clown

A partir de estas interacciones conoceremos mejor al protagonista de este Ayo the Clown y de su verdadera naturaleza. Bajo su inocente aspecto, en ocasiones se esconde alguien que prefiere pasar de largo ante una llamada de auxilio, que le costará perder el tiempo concediendo un favor y que tendrá pensamientos demasiado amorosos hacia su amiga de la infancia. Por suerte, estos momentos son más bien limitados y todo ello nos enseña una valiosa lección mediante nuestro enigmático protagonista.

La progresión de la partida

A pesar del carácter escurridizo de nuestro protagonista a la hora de echar un cable, cabe destacar que llevar a cabo este acto de buena fe será lo único que posibilite a Ayo the Clown avanzar. Esto es, ayudar al resto es lo que nos dota de ciertas habilidades imprescindibles para llegar al final del nivel o para facilitarnos nuestro camino por el mismo. Desde un cabezazo destructor, hasta deslizamientos de cabeza o de pies, sin olvidar el temido salto pared, todo lo conseguiremos realizando buenas obras.

Conseguir una habilidad nueva será sinónimo de avanzar en el mapa a través de los ocho mundos de los que consta este título. Cada uno de ellos será fácilmente distinguible por los escenarios que en él aparecen, puesto que la caracterización del paisaje difiere en cada uno. De esta manera, los mundos se van moldeando, adaptando y evolucionando en función de nuestros movimientos aprendidos, notándose diferentes tipos de plataformeo a medida que avanzamos.

Del mismo modo, también encontramos enemigos con diseños distintos y con variopintos modos de dañarnos hasta el último momento, hecho que aportará diversidad a los niveles. Además, al llegar al final de cada mundo nos aguardará una fase de jefe en la que no deberemos usar demasiado el ingenio, pero sí nuestra capacidad de medir bastante bien nuestros saltos y ataques.

No obstante, hay algo que no cambia a lo largo de la aventura. Ayo the Clown cuenta con dos tipos distintos de coleccionables, unos osos de peluche y unas piruletas que están esparcidos por cada nivel, tres de cada uno, y que nos obligarán a escudriñar cada rincón de los escenarios para dar con todos ellos.

La risa como terapia

Independientemente de que el juego nos provoque o no la risa, es innegable que esta resulta una pieza clave en nuestro día a día y, más concretamente, en nuestro bienestar. De la misma manera, la capacidad y facilidad para reír tiene un rol fundamental en la historia de Ayo the Clown, viéndose reflejado en la motivación de quién secuestra al perro de Ayo.

En definitiva, lo que nos hace ser felices y tener una cierta tranquilidad es estar cerca de quienes más queremos. Esto no solo hace que nosotros nos sintamos bien, sino que también podamos hacer reír a quienes nos rodean. Mantener esta armonía y saber estar cuando alguien nos pide ayuda es una de las enseñanzas que obtenemos de este Ayo the Clown, aunque a veces pueda costar salir de nuestra zona de confort –o de nuestro descanso– para llevarlo a cabo.

Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de PlayStation 4 facilitada por EastAsiaSoft.

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