A Pizza Delivery

Coincidir con alguien es fácil, lo hacemos a menudo y con decenas de personas cada día. Sin embargo, lo que es realmente mágico es llegar a conectar. Es chocar de mente y corazón con alguien y descubrir de pronto cómo armonizan nuestros mundos, cómo vemos galaxias donde otros solo ven charcos de lluvia o cómo nuestras risas estallan al mismo tiempo y por las mismas razones… Porque sí, efectivamente, conectar es mágico.

A menudo, nos caracterizamos por esa atracción hacia el mundo de la fantasía o la ciencia ficción sin comprender que la vida misma encierra procesos todavía más increíbles, más mágicos e incluso desconocidos. ¿Qué media en esa conexión entre dos o más personas que sin conocerse casi de nada coinciden en un mismo punto y un mismo lugar para quedar atraídas la una por la otra?

En eso consiste A Pizza Delivery, un juego narrativo de exploración con elementos de puzle en el que controlamos a B, una repartidora de pizza que debe completar su último pedido del día a través de un mundo surrealista, explorando paisajes insólitos, cambios repentinos de escenario y momentos de tranquila introspección.

La soledad de A Pizza Delivery

Como toda buena distopía, A Pizza Delivery no habla del futuro sino del presente. Dice el ensayista estadounidense Jonathan Franzen: “La privacidad atomizada es el signo de nuestra época. Primero vino la suburbanización masiva, después el perfeccionamiento del entretenimiento doméstico y, por último, las comunidades virtuales, donde interactuar es opcional y se corta en cuanto deja de gratificar al usuario”. En otras palabras, el diagnóstico advierte que la hiperconexión no es garantía de solidaridad. Que la garganta metálica de Internet se tragó sus propias fantasías de utopía digital y escupió una oleada de violencia, hegemonía mediática y discursos de odio. 

En la vida real, cuando te pisotea la soledad, sueles buscar distracciones como poner alguna serie o película de fondo mientras te entretienes con alguna otra cosa o simplemente revisas chorradas a través de las diferentes redes sociales. Lo que sea para distraer tu mente del sentimiento. Aquí no puedes hacerlo. Estás tú contigo y tu motocicleta, nada más

Durante todo ese tiempo que mantuviste la concentración el juego se dedicó a crear el ambiente perfecto para que tú en ese momento empieces a sentirte mal y no puedas desviar ya la trayectoria de tu mente, ya que la amargura y la melancolía te atrapan. Quizá incluso acabes llorando más de una vez porque en ese momento la peor parte de tu mente es la que manda y quiere verte en el fondo del pozo. A Pizza Delivery quiere destrozarte, y quedarte a solas con tu mente a veces da mucho miedo.

Te aterra, porque no es un jumpscare, eres tú y sabes perfectamente qué es lo que vas a pensar justo después, de qué eres capaz. Y no te gusta ese camino. 

Después de todo, durante los primeros compases de A Pizza Delivery, la esperanza no existe, pues cada fragmento de lo que te rodea es más bien una obligación, un trabajo: entregar esa última pizza. Pero a medida que vas conociendo a otras personas, te das cuenta de que también se han hundido en la soledad y se han encerrado en sus problemas.

Sin embargo, al mismo tiempo que tú vas avanzando y consiguiendo ayudar a personas desconocidas, ellos también se van abriendo más al resto porque ven que, al contrario de lo que creían, hay luz al final del túnel y en el centro está alguien alargando su mano para tirar de la suya, aunque no siempre podamos verla. 

Esto es algo que también me parece bastante clave en cuanto a cómo plantea el equilibrio entre soledad y apoyo, porque es muy fácil caer en la tentación de exigir ayuda sin dar nada a cambio cuando estás en el fondo del pozo y crees que te mereces ser el centro de todo por tus circunstancias concretas. 

La conexión y el peso de cada paso

A veces puede parecer frustrante y puedes creer que eres tú la única persona que tira del carro de una relación qué piensas que es parasitaria, aunque lo cierto es que los personajes siempre te están ayudando poco a poco cuando les es posible hacerlo, como entre bambalinas y atado a tu progresión en el juego. 

Cada persona que está ahí fuera disfrutando del juego al mismo tiempo que tú, en algún momento de su partida pensó no sólo en sí misma, sino en gente completamente desconocida.  Después de todo, A Pizza Delivery no es un juego esperanzador solo por el hecho de pensar en construir un mundo mejor, sino también porque plantea una realidad en la que con suficiente apoyo y conexión hasta la persona más huraña puede llegar a querer hacer algo por los demás sin buscar nada a cambio.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Xbox Series X|S facilitada por Jesús Fabre PR.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí