Estamos muy acostumbrados a ser testigo de infinidad de personificaciones en los videojuegos. Principalmente, cuando tomamos el control de un animalillo, este tiene capacidad de pensar, de hablar o de sentir de una manera similar a un humano, unas cualidades ligadas directamente a estos seres bípedos. Por otra parte, aunque más cercanos a nuestros sentimientos y motivaciones, algo similar pasa cuando nos ponemos en la piel de algún que otro ser del averno, tales como vampiros o demonios. Pero más allá de eso, no es tan frecuente tomar el control de objetos inanimados, como, qué sé yo, unas zapas.
Pues bueno, a partir de ahora será posible.
Como no podía ser de otra manera, DevilishGames ha dado un paso más allá después de, precisamente, dotar de humanidad a un simple nabo. Y esa zancada ahora nos la pasa a nosotros con su nuevo Bambas!, un título en el que nos ponemos en los pies. Nada más, solo en los pies, porque básicamente controlamos un par de zapatillas en un vasto mundo abierto con cuantiosas misiones y nostalgia en cada pisotón.
Talón, punta, talón, punta
Como en la vida no hay un solo camino a seguir, Bambas! tampoco nos acota la libertad de ninguna manera, pues su puesta en escena es un mundo abierto lleno de vida y cargado de todo tipo de actividades. Unas actividades que se irán desbloqueando a medida que interactuemos con el entorno y con el resto de habitantes –de los que conoceremos poco más que el pie que calzan– y que se irán sumando a una suerte de reloj inteligente que muestra el minimapa, el reproductor de música o la tienda de zapas, entre otros.
En cambio, también refleja la realidad en otro aspecto no tan positivo: caminar no es tarea fácil (al menos, no siempre). Aunque sus controles se reducen a poco más que los gatillos y los joysticks (motivo por el cual es recomendable jugar con un mando) para tener pleno dominio de cada extremidad, adaptarse a ellos requiere de cierto tiempo. De la misma forma, una cámara con vista aérea que, especialmente cuando caminamos muy rápido, no nos deja ver demasiado el entorno alrededor de las zapas puede llegar a provocarnos una ligera sensación de falta de control.
Aun con todo, una vez nos adentramos de lleno en la ciudad, todo fluye mejor y ya podemos ponernos pies a la obra en unas bambas que, todo sea dicho, son la mar de personalizables. Gracias a las decenas de diseños que nos proporciona Bambas!, podemos encarnar (o, mejor dicho, entelar) a nuestro espíritu zapatil en la forma y color que queramos. En este sentido, encontramos cuantiosos modelos de deportivas, zapatos de fiesta, aletas o, incluso, pantuflas para ir a la moda –o no– a lo largo y ancho de la ciudad.
Como parte de la personalización, también se incluye una amplia selección de idiomas en los que poder disfrutar del juego, entre los que encontramos, además del castellano, el catalán.
Llevas un cordón desatado
A pesar de que en Bambas! las personas que nos rodean son solo representadas por un par de zapatillas, esta prenda de vestir basta para mostrarnos una parte principal de su personalidad, hasta tal punto de poder imaginarnos, por extensión, el resto del cuerpo. Así, enlazamos su apariencia con aquello que nos pueden pedir, como explotar globos, montar en monopatín o despegar chicles del suelo. Pero la libertad de la que hablábamos antes también significa elegir en todo momento qué hacer y dónde pisar, pudiendo, incluso, saltar sobre charcos, divertirnos en un parque infantil o cruzar un paso de cebra pisando exclusivamente las líneas blancas.
Y entre tantas alternativas, Bambas! se permite adentrarse en el terreno del amor por la naturaleza y, por qué no decirlo, de la defensa del ecologismo. Esto se refleja en algunas de sus tantísimas acciones con los pies, pues se observa el ahorro de agua mediante el apagado de aspersores o la prevención de riesgos al chafar las colillas que todavía echan humo. No obstante, algo que encandilará a cualquier persona a los mandos es poder dar de comer auténticos bocatas de campeonato a las dulces y lindas palomitas (sí, you can feed the pigeon).
Sin embargo, también tenemos tiempo para desempeñar algunas maldades que, contra todo pronóstico, no nos acarrean ninguna consecuencia. Algunos ejemplos consisten en tirar algunos conos de señalización, romper botellas de vidrio o destruir castillos de arena, pero, claro está, no toda acción tiene por qué ser productiva y enriquecedora.
Caminando por la vida, sin pausa pero sin prisa
Como sea, pero con los pies. Así se podría resumir este Bambas! que hace uso de una perspectiva diferente con un gran foco en las zapatillas. Con una duración de unas pocas horas, que se alargarán en función de cuántos logros queramos pisotear, el videojuego que nos ocupa es apto para jugarlo en cualquier momento. Quizá sería mejor no jugarlo al mismo tiempo que caminamos en la vida real, pero eso ya a gusto del que viste y calza.
Así pues, el encanto de Bambas! reside en su envoltorio natural. Recorrer la ciudad a nuestro ritmo, descubrir cada rincón y la distribución de los entornos, así como contemplar el arte callejero en forma de grafitis suponen una máxima que nos invita a tomarnos la vida con calma. No hay que correr para llegar antes, no hay más desafío que el que nosotros nos queramos poner. Simplemente somos un par de zapatillas con todo un camino por delante.
Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de PC a través de Steam facilitada por DevilishGames.