Si preguntamos a la gente por su ser fantástico favorito, seguramente un gran número de personas dieran su voto a los vampiros, al menos en culturas occidentales. Unos seres elegantes a la par que mortíferos, y capaces de convertirse en murciélago, que han copado infinidad de obras de ficción, como en el cine, en la literatura o en los videojuegos.
Caracterizados tanto de héroes como también de villanos, los puntiagudos colmillos de estos seres de la noche siempre han tenido mucho que decir. En esta ocasión, con Flora & Fang: Guardians of the vampire garden, Magnus Fredriksson les hace responsables de tener que evitar que unos molestos bichos hinquen el diente en su producción más venerada: su cosecha de calabazas.
La mejor manera de dar calabazas
La historia de este Flora & Fang comienza con unas vacaciones. Pero no las nuestras, sino las del padre de la historia, Drácula, quien ha dejado en manos de sus imberbes hijos el noble cometido de salvar la festividad de Halloween. Esto se relaciona, principalmente, con ser responsables de la cosecha de calabazas y tener que preservar el mayor número posible de ellas para procurar buenos sustos y una decoración sin igual para hacer las delicias de disfraces y caramelos.
Con esta premisa, resulta fácil pensar que estamos ante un juego de gestión en el que nuestro deber es cuidar de nuestro huerto, pero Flora & Fang no tiene nada que ver con ese género. El título de Magnus Fredriksson es 100 % arcade, con plataformas en cada nivel, enemigos a derrotar y un arma tan efectiva como inusual. Para ello, recorremos decenas de escenarios distribuidos en varios mundos de dificultad creciente y con un clásico elemento al finalizarlos como es un jefe final en forma de un insecto más mortífero.
Con decenas de escenarios por delante, poder recorrerlos uno tras otro es el fruto de una sucesión de victorias. Unas victorias traducidas en sacarnos el título de exterminador profesional, ya que lo que amenaza la producción de los anaranjados frutos no son más que insectos de tamaño considerable. Desde voladores hasta subterráneos, arañas, moscas y gusanos usarán sus tretas para llevarse una calabaza que sirva de banquete. Y nada mejor para combatir las plagas que un spray insecticida –sí, la brillante arma del juego–.
De calabaza en calabaza y tiro porque me toca
A pesar del estilo de juego, lo cierto es que Flora & Fang deja una pequeña ventana abierta a la estrategia, una muy simple, sí, pero con opciones que permiten crear una partida más a nuestra imagen y semejanza. Por ejemplo, podemos cambiar la posición de las calabazas a nuestro antojo o decidir si pasar al siguiente nivel –esto último, siempre y cuando cacemos los globos suficientes para crear la palabra “bonus”–.
Por otro lado, la vertiente arcade se pone de manifiesto al existir un contador de puntos que aumentará, entre otros, con cada insecto aplastado y con cada calabaza salvada. De la misma manera, también tenemos unos corazones finitos (en concreto, tres), hasta que salte la pantalla con el fin de la partida. Aun así, el juego que nos ocupa nos permite seguir jugando por el módico precio de sacrificar los puntos adquiridos, algo que es de agradecer si nuestro propósito principal no es llegar a lo más alto de la tabla.
Pero por si todo esto fuera poco, Flora & Fang quiere ayudarnos en todo momento, por lo que, en determinados puntos del mapa, nos ofrece tiendas en las que canjear las monedas recolectadas por mejoras, tanto del spray insecticida como de la velocidad a la que nos movemos, y productos que hacen las veces de armas pasivas. Unas monedas que también encandilan a los insectos y que podemos utilizar a nuestro favor, con el objetivo de distraerlos de las calabazas.
Finalmente, mientras que el juego nos permite controlar a uno de los dos hermanos, Flora y Fang también pueden aparecer en pantalla a la vez, gracias al modo de dos jugadores.
Un huerto a nuestra medida
Al final, todos los elementos se alinean para proporcionarnos una experiencia que podemos adaptar a nuestro gusto. Aunque no compartimos demasiadas cosas con los vampiros, estos seres fantásticos gozan de gran popularidad entre la gente corriente y han demostrado hacer acopio de una inteligencia madurada durante las décadas, e incluso siglos, que transitan por el mundo.
Y como no puede ser de otra manera, supone un esfuerzo a la altura de cualquier arcade que se precie. Aun así, el nivel de exigencia de Flora & Fang también se determina por la persona a los mandos, pudiendo hacer uso de las herramientas que consideremos para nuestro estilo de juego.
En esencia Flora & Fang: Guardians of the vampire garden es el fruto de la responsabilidad que supone tener que estar a la altura de una tarea que no solo nos afecta a nosotros, sino que forma parte de algo más grande.
Este análisis ha sido realizado gracias a una copia digital de Nintendo Switch facilitada por Flynn’s Arcade Publishing.