Wild Hearts S

Si hablamos de juegos centrados en mecánicas de cacería con monstruos, pocos hay que hayan logrado la relevancia y el estatus de la veterana saga Monster Hunter, la cual ha recibido una nueva entrega este 2025. Y ojo, porque competidores frente a la franquicia de Capcom no han faltado con el paso de los años (algunos con mayor o menor éxito).

Uno de los herederos mejor parados en este sentido que se han publicado de un tiempo a esta parte, sin lugar a dudas, es Wild Hearts S, una nueva actualización del juego homónimo de Koei Tecmo y Omega Force, con criaturas fuertemente inspiradas en el folclore japonés que, si eres seguidor del género, probablemente te gustará. Una actualización cuya historia se desarrolla en un mundo inspirado en el Japón feudal, donde los Kemono han desatado el caos y los jugadores deben aprender a usar el Karakuri para adaptarse al entorno y vencer a las bestias.

Los espíritus del bosque

La profesión de cazador lleva instaurada desde hace cientos de años, con raíces profundas en la cultura y comercio de las personas que habitan en el viejo y nuevo continente. Así que podemos decir que es una tradición y a la vez trabajo. Para empezar, ¿qué es exactamente un cazador? ¿Un mercenario a sueldo? ¿Un agente activo del gobierno? ¿Operaciones especiales? ¿Un creyente? ¿Parte de un Ismo eterno?

Dentro del universo de Wild Hearts, estamos viviendo un punto de inflexión histórico, viendo cómo avanzamos hacia una nueva era, pero bajo una filosofía sintoísta, de equilibrio y armonía con el mundo, que tanto gusta en la fantasía oriental. Se trata de que el pasado acepte al futuro y viceversa; que los avances y la tradición se den la mano; que la humanidad sea el balance entre naturaleza y tecnología.

La cacería se vuelve así un modo de vida, con un papel casi sagrado, en parte humanitario, y hasta cierto punto sirven un papel comunista, pero eso quizás para otro momento. Los cazadores son el estandarte de naciones enteras en prácticamente todos los sentidos, por no decir que son hombres y mujeres con una fuerza sobrehumana. ¿Cuánto debe pesar una gran espada?

Su entrenamiento también ha de ser extremo, y no hablo solo de tácticas de combate. Aunque como jugadores podemos lanzarnos sin miedo de bruces contra el monstruo de turno, desde un punto mecánico el cazador debe utilizar también unas estructuras que reciben el nombre de karakuri y que son capaces de cambiar las tornas en el fragor de las batallas. Todo eso mientras hace acopio de ítems como pociones, porque las cacerías son un toma y daca que pueden extenderse hasta una hora de duración y que continúa hasta que una de las dos partes cae.

Qué menos si vas a poner tu vida en juego.

Adaptarse o morir

Los monstruos de Wild Hearts S no paran de tener especies, subespecies, variantes mejoradas, versiones potenciadas de algún modo, que empujan a la humanidad a una carrera tecnológica (y ancestral, por raro que suene, ya que al final, en un pueblo perdido, hay archivos de alguna leyenda urbana) para contrarrestar esta evolución desmedida.

Pero la cosa es que, si los cazadores de verdad son solo mediadores con la naturaleza, como la tarea recae en las misiones que acepta el gremio por «derecho legítimo», parece que hay un poco de unilateralidad. Pongamos que hay un kemono que sale a cazar para alimentar a sus crías, pero eso dificulta que puedan llegar víveres a una aldea porque estas criaturas son sumamente territoriales. Los dos bandos necesitan comer, y algo me dice cómo sé que va a terminar este problema.

Es raro, en parte porque Omega Force no le ha dado tanto peso a la historia y sus personajes, pese a que el juego de marras tiene muchas líneas de diálogo (totalmente dobladas al castellano) en su haber. Al final esta obra de verdad que, tomándolo como lo que es, va de cazar, cazar y luego cazar otro más, y una vez que seamos lo más habilidosos posibles, realmente podemos ir a cazar lo que nos dé la gana en cualquier momento.

Una alternativa a Monster Hunter

Esto no quita que el mensaje del juego que protagoniza estas líneas sea claramente ecológico, haciendo énfasis en el equilibrio con la naturaleza y aprender del pasado, teniendo en cuenta la tradición para seguir adelante. Pero por mucho que este sea el credo del cazador in-game, out-game es una historia completamente distinta. Uno solo soy feliz matando bichos. Para los jugadores no es más que un pasatiempo, una excusa para reunirse con amigos y echar un rato, o la adrenalina de enfrentarse a un reto mayor.

Puede que al final la disyuntiva que tenía en el punto anterior, creyendo en el sintoísmo intrínseco de Wild Hearts S, el hombre se pone por delante del resto. Igual soy yo siendo muy cínico con un juego que ha conseguido zafarse de la obra en la que se inspira gracias a un puñado de buenas ideas, pero en esta extraña hipocresía noto un anclaje muy humano. De nuevo, es un mundo ficticio, es fantasía, pero incluso cuando existen monstruos enormes, el humano sobrevive adaptándose, incluso si esta adaptación significa aferrarse a unas creencias de hace siglos para sentirse a gusto.

La cacería, en Wild Hearts S, es tanto un modo de vida como un modo de sobrevivir a un mundo repleto de monstruos.

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Nintendo Switch 2 facilitada por Koei Tecmo Europe.

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