Petit Island

La memoria es caprichosa. Una misma vivencia puede ser recordada de tantas maneras como personas hubieran implicadas. Esto no tiene nada que ver con querer recordarlo diferente o, incluso, con mentir, sino con la esencia que pierde el recuerdo a medida que pasa el tiempo, a medida que empieza a pasar desapercibido y rellenamos los huecos con un toque de subjetividad. Unos huecos que, conforme envejecemos, pueden ser mayores y llegar a difuminar parte de lo vivido, sobre todo, cuando la demencia decide añadirse a la mezcla.

De un tiempo a esta parte, alguna que otra desarrolladora se ha atrevido a contar esta vertiente vital que tendemos a esconder, ya sea desde la perspectiva de la persona a la que afecta, como de algún familiar que lo esté viviendo de cerca. Este último caso es el que nos ocupa ahora mismo, pues es el hilo conductor de lo nuevo de Xelo Games.

Así nace Petit Island, un simpático juego con un pintoresco mundo abierto en el que ayudar a nuestro abuelo a reavivar una significativa parte de su infancia.

Rumbo a la memoria

Aunque, en ocasiones, no sepamos ponerle nombre, hay algunas afecciones que saltan a la vista. La demencia tiende a abrirse camino en modo sigiloso, poco a poco y sin destacar, pero siempre hay un pequeño resquicio que la hace patente y que prácticamente cualquier persona puede identificar. Y para muestra, nuestra pequeña protagonista, que es conocedora de que algo le pasa a su abuelo, ya que está empezando a olvidar algunas vivencias de su vida y a centrarse en el pasado más remoto.

Para intentar poner remedio a la situación y brindar un punto de apoyo a los recuerdos ajenos, decide embarcarse hacia Petit Island, el lugar donde vivía su abuelo en su infancia. Su objetivo, muy noble: recrear un antiguo diario para avivar las conexiones memorísticas que se crearon en la isla. 

Así, nos adentramos en un costero mundo abierto, lleno de sol y naturaleza a raudales, cuya mecánica principal consiste en hacer fotografías. Con la cámara en todo momento bajo el brazo, comenzamos a plasmar el estado actual de Petit Island, además de su gente, pero también a recoger pruebas o a, simplemente, guardar una bonita estampa. Porque lejos de ceñirse a perseguir únicamente un camino directo a la memoria, el título de Xelo Games cuenta con misiones que adornan, más si cabe, el motivo original del viaje.

Tanto estas misiones como el propósito principal nos obligan a recorrer el islote de norte a sur y de este a oeste, visitando lugares tan amplios como sus playas o su pueblo principal, pero también tan concretos como el muelle o el centro de los “boy scouts”. Esta diversidad de ambientes es lo que provoca que cada recado sea único​ y que cada ayuda sea genuina.

Cooperación a la vista

Sin lugar a dudas, la bondad supone el empujón inicial de esta aventura, pero lo cierto es que llega para quedarse, constituyendo, en todo momento, el motor de Petit Island. Básicamente, porque desde que ponemos un pie en el lugar, abrimos la veda a todo tipo de favores que nos acercan a completar el ansiado nuevo diario del abuelo. Unos favores que, en el fondo, se pagan con valiosísima información que nos ayuda a avanzar. De esta manera, vamos poniendo cara a viejos conocidos que no dudan en echarnos un cable por el bien de nuestro familiar, alguien a quien recuerdan con mucho cariño. 

En Petit Island, también hay espacio para la repetición en el presente de​ algunos patrones entre personajes y que ponen de manifiesto la importancia de saber cooperar por un bien mayor y perdonar a quien se redime. Y aunque el juego que nos ocupa no cuente con diversas rutas en función de hasta cuánto estemos dispuestos a dar por los demás, se las ingenia para darnos a entender que el individualismo no lleva a ninguna parte y que un favor conlleva, a todas luces, una sucesión posterior de favores.

Finalmente, para crear una experiencia más cercana a nuestro gusto, al inicio de la aventura es posible personalizar el aspecto de la protagonista, con variables como el color y los patrones del pelaje, así como el color de la vestimenta y de la mochila. Algo que, si bien no afecta al desempeño de la aventura, consigue que la sintamos un poquito más nuestra.

El poso de la bondad

Petit Island es un ejemplo de altruismo y de unión familiar, de cómo devolver lo que otras personas nos dieron en algún momento. Sin embargo, también nos enseña que somos capaces de buscar nuevas oportunidades para crecer, reflejando explícitamente que podemos darnos cuenta de que no estamos obrando como nos gustaría para ser capaces de cambiar el rumbo de nuestras acciones.

Con total libertad y la posibilidad de hacer fotografías donde queramos –a pesar de contar con una memoria limitada en nuestro dispositivo–, Petit Island nos ofrece una experiencia que nos mantendrá ocupado​s alrededor de cinco horas. Un tiempo en el que poder relajarse gracias a su vertiente cozy y a la armonía de su conjunto​.

Por último, cabe destacar que Petit Island ya está disponible en formato físico para las plataformas Nintendo Switch, PlayStation 5 y Xbox Series X. Además, el título de Xelo Games, que publica Soedesco y distribuye Tesura Games, también cuenta con versión de PC. 

Este análisis ha sido realizado gracias a una clave digital de Nintendo Switch facilitada por Tesura Games.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí